Los videojuegos son una tentación para Hollywood y -viendo los pobres resultados de la mayoría de las películas inspiradas en personajes surgidos de ellos- también una suerte de maldición. De este film basado enSonic the Hedgehog, el creado por Sega a principios de los años 90, podía esperarse lo peor, teniendo en cuenta la compleja y en varios sentidos caótica producción que obligó a múltiples rediseños, montajes y hasta cambios de último momento.
Sin embargo, con su propuesta básica para toda la familia sustentada sobre todo en el humor físico y en una estética y un vértigo propios de los Looney Tunes de Chuck Jones, termina siendo un entretenimiento bastante digno. La interacción entre personajes de carne y hueso (el protagonista es un policía de pueblo interpretado por James Marsden; el antagonista es el desatado Dr. Ivo Robotnik que Jim Carrey encarna con otro de sus habituales unipersonales a pura sobreactuación) y otro generado por computadora (el solitario erizo azul, cuya velocidad deja al Correcaminos como una simple tortuga) está bien construida y funciona mejor que, por ejemplo, en los filmslive-action de Los pitufos o la reciente Dolittle.
Todo en Sonic está desarrollado con un trazo grueso que para colmo a veces se sigue subrayando más y más, pero esta propuesta resulta bastante eficaz (sobre todo en algunos buenos pasajes de comedia) en los términos en que está planteada.