Sonic

Crítica de Jessica Blady - Filo.news

RUN, SONIC, RUN

Sonic, el erizo llega a la pantalla con una aventura para toda la familia

Hollywood insiste con las adaptaciones de videojuegos a la pantalla grande y en esta oportunidad le toca el turno al erizo extraterrestre más veloz y simpático.

Hay una razón específica por la cual las adaptaciones de videojuegos no siempre (bah, en la mayoría de los casos) funcionan: los medios son diferentes, y pocas veces se logra trasladar el sentido de aventura y esa “jugabilidad” que emociona a los fans, a una compleja narración cinematográfica. Los ejemplos fallidos son demasiados y aquellos que triunfan, generalmente, lo logran al desviarse de la metodología e introducir nuevos elementos a la trama. “Sonic: La Película” (Sonic the Hedgehog, 2020) toma nota de “Pokémon Detective Pikachu” (2019) y se plantea un relato bien sencillo para toda la familia. Más específicamente, para un público bien menudo que, de esta manera, puede llegar a tener su primer acercamiento al personaje de Sega.

Jeff Fowler debuta como director con esta comedia inocua y amigable que, de entrada, tiene que borrar el mal sabor de boca que dejó entre los iniciados el aspecto del azulado protagonista, después de que se mostraran las primeras (y horrendas) imágenes en CGI. Por suerte, Paramount Pictures escuchó los reclamos y se tomó su buen tiempo para rediseñar al erizo creado por Naoto Ōshima, Yuji Naka y Hirokazu Yasuhara, que viene dando vueltas en las consolas desde 1991.

Patrick Casey y Josh Miller, dos ignotos guionistas, tienen a su cargo la tarea de transformar las aventuras videojueguiles del “Destello Azul” en una historia entretenida para toda la familia, recargada de humor, nostalgia, acción, muchas referencias y, por supuesto, una tonelada de efectos especiales. Los retoques visuales (y el retraso del estreno, originalmente pautado para noviembre de 2019) dieron sus frutos, ya que el carismático Sonic (voz y gestos de Ben Schwartz) logra conquistar con su encanto y sus travesuras. Lo mismo ocurre con el dedicado Tom Wachowski (James Marsden), sheriff de Green Hills (Montana), que solo busca hacer el bien y ayudar a su prójimo.

Todo arranca en un extraño planeta, el hogar del pequeño Sonic, el cual debe abandonar después de que sus enemigos descubren sus extraordinarios poderes (de entrada, su súper velocidad). Diez años después, y tras muchos universos descartados, el erizo hizo rancho en la Tierra y en este pueblito particular de Montana, donde rara vez ocurre algo. Sin ser detectado, más allá del viejo loco del lugar, Sonic creo un lazo invisible con el buenazo de Tom y su esposa Maddie (Tika Sumpter), aunque ellos no lo sepan. Ahora, el oficial está a punto de cambiar su aburrida vida pueblerina y mudarse a San Francisco para convertirse en detective, una decisión que afecta la latente soledad de este animalito parlanchín extraterrestre.

¿Cómo vas a decirle que no a esa carita azul?
Con las emociones a flor de piel, Sonic provoca una descarga eléctrica que afecta gran parte de la zona y llama la atención del gobierno de los Estados Unidos. Creyendo que se trata de un complejo acto terrorista cuya causa no puede especificarse, los altos mandos le otorgan la investigación y todo el poder al doctor Ivo Robotnik (Jim Carrey), un científico genio, sádico y megalómano que no se detendrá ante nada hasta lograr su cometido. Su cometido pronto se transforma en atrapar a la criatura azul, fuente de una increíble fuerza energética.

Al darse cuenta de que su estadía en la Tierra corre peligro, Sonic decide huir hacia otro planeta, pero antes necesita la ayuda del sheriff quien, ante las circunstancias, se convierte en su guardián y en su compañero de aventuras rumbo a San Francisco en busca de la salvación, mientras escapan de las garras y todos los artilugios de Robotnik. Así, “Sonic: La Película” se convierte en una buddy movie que debe reforzar los lazos entre estos dos protagonistas. Una historia, tal vez, demasiado sencilla y cargada de lugares comunes, pero que funciona si pensamos en su público objetivo: los más pequeñines de la familia.

Más malo que la... (inserte su palabra favorita)
Los realizadores se aseguraron de plagar su relato de guiños para aquellos fanáticos de los videojuegos, pero la trama y la representación de los personajes apela a un target menos exigente, que puede contentarse con varios chistes, referencias pop y un villano demasiado caricaturesco. Carrey saca a pasear sus mejores muecas de la década del noventa (las mismas que lo convirtieron en una estrella) para componer al típico antagonista malévolo y sin matices, que solo tiene un objetivo en la cabeza. Funciona por momentos y exaspera durante otros, pero es el equilibrio perfecto para toda la bondad que exuda Wachowski.

Se entiende que los 85 millones de dólares del presupuesto están al servicio de la creación del erizo y poco queda para el resto, por eso la película se siente flojita en cuanto a otros efectos y momentos épicos que nunca llegan. También se nos presenta con algunos recursos que ya vimos en otros velocistas y superhéroes, aspectos muy característicos del Quicksilver de las últimas aventuras de los X-Men, o la espontaneidad preadolescente de Shazam! (2019). Igual, la adaptación cumple su mínimo objetivo de entretener, aunque la moraleja que nos deja es tan simplista como su argumento.