Y llegó al fin la adaptación cinematográfica del clásico videojuego de Sega. La historia comienza en un mundo paralelo al nuestro en dónde habita Sonic, un erizo azul cachorro que posee una gran velocidad. Longclaw, un viejo y sabio búho que lo cría y protege, le advierte que no debe usar sus poderes en público. Sonic no le hace caso y se gana la atención de unos villanos alados que quieren capturarlo. La solución de Longclaw es enviar al erizo a nuestro mundo a través de uno de los famosos aros dorados que aparecen en el juego, dándole antes una bolsa llena de dichos aros.
Sonic cae en Green Hill, un pequeño pueblo de Estados Unidos (que toma su nombre del primer nivel del videojuego). Allí vivirá en secreto hasta hacerse adulto, observando a los habitantes del lugar. Su pueblerino favorito es Tom Wachowski (James Marsden), un policía de Green Hill que acaba de ser aceptado en el Departamento de San Francisco y se mudará allí. Una noche, triste por su soledad, Sonic corre a demasiada velocidad emitiendo una explosión de energía que deja al pueblo sin luz. Esto hace que el gobierno envié a investigar al Dr. Robotnik (Jim Carrey) un egocéntrico y malvado científico. Los caminos de Tom y Sonic se cruzan y el policía decide proteger a Sonic de Robotnik y ayudarlo a escapar hacia otro planeta. Para eso deberán hacer un viaje en auto hasta San Francisco, a dónde por un accidente van a parar los aros dorados.
Respondiendo rápidamente a lo que seguramente todos se preguntan: si, el diseño y la animación de Sonic son correctos. Lejos del esperpento del primer trailer, el diseño caricaturesco, respetuoso de la imagen tradicional del personaje, es acertada. Y allí radica el fuerte de la película: el respeto y las referencias al videojuego, a pesar de tratarse de una historia inventada y asentada en nuestro mundo. Aunque se extrañan las canciones del juego, los fans que tengan más fresca la saga seguramente la disfrutarán más, debidola nostalgia y los guiños. No obstante, eso me lleva a cuestionarme a qué público está apuntada la película.
Por la simpleza de la trama y lo edulcorado de la comedia, no caben dudas de que se trata de un producto infantil. Yo diría que apuntado al segmento de entre los 6 y 12 años. En este sentido es una película que cumplirá con el objetivo de entretener a los niños.
Por otro lado tenemos la iconografía de un videojuego clásico y al gran Jim Carrey, que seguro entretendrán a los padres, tíos y acompañantes adultos en general. Pero no más que eso. Los treintañeros acostumbrados a ese tipo de películas disfrazadas de infantiles, pero que en realidad apelan a la nostalgia de los adultos que coleccionan merchandising, se sentirán defraudados.
Es cierto, hay algún chiste sobre pedos, el gag recurrente de decir malas palabras incompletas y referencias a películas cómo Speed. Pero seguramente la encontrarán sosa, en parte porque se parece a millones de películas para niños que ya han visto antes, y encima, en la edad en la que era a ellos a quienes apuntaban.
Tal vez sea esto lo que puede cuestionarsele a la película. No que se trate de una mala película, porque probablemente cumple con los requisitos para ser una película aceptable para el público infantil. Sino el hecho de que a lo mejor Sonic, a pesar de su aspecto infantil, es un personaje ya viejo, que interpela más a una generación de adultos que a los niños. En cierto sentido parece una película para chicos que llegó veinte años tarde.
Recomiendo su visionado a los adultos que vayan en condición de acompañantes de algún niño que seguro la disfrutará más. O en todo caso, a los fans más acérrimos que encuentren divertido el reconocer los guiños al videojuego.