Clases en colisión
Sonidos vecinos, dirigido por Kleber Mendonca Filho, trabaja los miedos de cierta clase media a partir de la presencia de una empresa de seguridad -y sus hombres- en el exclusivo barrio de Setúbal en la ciudad de Recife. Con inteligencia, el director va pintando progresivamente un retrato coral que va desde lo cotidiano hasta la creación de atmósferas que lindan con el género del terror.
Este particular film brasileño posee un atractivo entramado narrativo, donde se van construyendo las tensiones de clases sin prisa pero sin pausa. Allí, los personajes se cruzan en un aparente juego de casualidades que luego se develan como causalidades: el trabajo de la puesta en escena es muy cuidadoso, especialmente su trabajo de sonido y encuadres. Estos van desde la amplitud del plano general hasta los planos detalles más asfixiantes, aportando intensos climas.
Hay que señalar que en todo sentido, la película de Mendonca Filho es coherente en su coqueteo entre extremos, pasando de secuencias bastante lindantes con el humor a otras donde se va anunciando una tragedia. El director lleva su apuesta hasta las últimas consecuencias, ya que el final, bastante abrupto, resume esa vocación un tanto arbitraria del relato por ser una tesis sobre las diferencias sociales en Brasil.