Simple, para tener miedo.
Paramount presenta el 29 de septiembre en cines: Sonríe. El primer largometraje de Parker Finn como director y guionista.
Finn había ingresado al género del horror en 2019 con The Hidebehind, un corto donde se veía a una criatura del folclore estadounidense con la capacidad de ocultarse detrás de objetos del bosque. Luego, en 2020, presenta Laura Hasn´t Slept, otro corto que, protagonizado por Caitlin Stasey, trata acerca de una chica atormentada en sueños, la misma Laura Weaver que en Sonríe vuelve y empuja al abismo del drama a Rose (Sosie Bacon).
Esta película va al hueso del terror con una historia simple: Rose es psiquiatra y trae consigo un trauma de la niñez, casi como el planeta entero, no hay forma de no identificarse. Pues bien, al final de una de sus interminables guardias, en el área de psiquiatría de un hospital, ingresa una chica con alucinaciones que parece estar en medio de un brote psicótico (Laura) y termina suicidándose frente a ella. Mientras intenta salir del shock comienza a experimentar las mismas visiones que su paciente.
Vuelvo a decir que va al hueso del terror, a todo aquello que nos puede confundir la visión y por ende la percepción que tenemos del mundo, lo que está camuflado, lo que ingresa en los cuerpos sin ser visto. Como evidenciamos durante la pandemia estos puntos son fundamentales para generar pánico, lo que transforma la realidad desde adentro y aunque invisible es aterrador. Sin dudas Parker Finn perfeccionó al extremo lo que venía haciendo en sus cortos. Los colores, las tomas panorámicas seguidas de primeros planos con giros de cámara, los sonidos ASMR con ausencia de música. Escenas sencillas, pero muy bien articuladas, con gran calidad de imagen y suspenso ultra tensionado. Sin faltar los puntos cliché del género, por ejemplo, la maldita puerta de la heladera abierta, en Sonríe se resuelven desde lo inesperado.
Por otro lado, para mí hay un exceso de penumbra que no es necesario. Si bien estas películas se caracterizan por generar ambientes que a veces son forzados, Sonríe exagera la necesidad de sombra. Creo que ese es un gesto anticipatorio y el miedo le funciona igual en las escenas a la luz del día, demostrando sin problema que pueden ser escalofriantes.
No voy a hablar de la criatura porque les quitaría la posibilidad de asombro, luego nos comentan qué les pareció y abrimos el debate.
Para terminar, debo decir que no tenía grandes expectativas, no venimos de un año demasiado bueno en este género y la temática sonrisa macabra no me interpelaba mucho, sin embargo, me llevé un buen susto y eso se aplaude.