Sonríe

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Nueva propuesta de género en cartelera, el turno es esta vez para la ópera prima de Parker Finn, un joven cineasta al que la industria captó por sus habilidades narrativas y visuales que llega a nuestros cines en pocas horas.
Lo primero que hay que decir es que «Smile» (Sonríe), no está muy lejos de clásicos como «Final Destination» o «Hereditary» porque transita por tópicos donde a la industria le fue históricamente muy bien (cadena de crímenes con un lapso de tiempo para su ejecución o lazos familiares que transmiten maldiciones o presencias demoníacas). Este lanzamiento reversiona algunas líneas de esos recorridos y los plantea en el escenario de la psiquiatría y la asistencia al suicida.
Aquí la trama presenta a una joven psiquiatra, Rose Cutter (Sosie Bacon, la hija de Kevin con Kyra Sedwick) quien recepciona una urgencia en la clínica donde trabaja. Ante ella, llegará una chica muy preparada, pero en estado de shock, completamente paranoica.
Lo que aparece como una conducta predecible desde la psicología, se transforma en un escenario sangriento que desconcierta a Rose. Su paciente se suicida delante de ella, luego de advertirle que ve gente sonriendo que no es real y cuyo propósito es atormentarla hasta la muerte. Detalle importante a tener en cuenta: algo sucedió en las últimas horas de la víctima y eso podría ser el hilo que podría descubrir, de alguna forma, lo que sucedió.
Rose tiene una vida ordenada (y más que eso también), está en pareja y ya ha pasado un tiempo analizandose por temas familiares. Cuando experimenta las primeras alucinaciones y accidentes varios, comenzará a darse cuenta que algo la persigue y si no logra resolver ese enigma pronto, sufrirá el mismo destino que la paciente que se mató delante de ella.
Lo que veremos en la cinta se encuadra dentro de los cánones del género. Hay una estructura de progresión visible, escalable, realizada con precisión. Este es un film ajustado al que no le sobra ni falta ni un fotograma.
Finn tiene claro cuál es su objetivo y no se detiene en nada que no sea graficar la angustia de Rose. La sigue y respira su misma desesperación pero elige siempre contrastarla con ambientes fríos y personajes que no la entienden ni ayudan. Esa forma de narrar le da a «Smile» un estilo propio, en el cual se acentúa la soledad y se subraya la calidad de su protagonista: Sosie es perfecta para este rol. Luce frágil, inestable, dubitativa, generosa y conflictuada, todo en su justa medida.
El resto del elenco acompaña con mucho oficio (desde Kyle Gallner como su novio ex-detective, hasta Robin Weigert como la psiquiatra que la atiende en sus crisis) todos alineados para dificultarle la pesquisa a la intérprete principal. «Smile» es un producto sólido que se apoya en una intérprete que dará que hablar en los próximos años. Se deja ver y si bien su desarrollo es bastante previsible y transcurre sin sorpresas, entretiene y cumple su objetivo para el público seguidor de este género.