Hace una semana atrás, en ocasión del estreno de La familia Belier, hablábamos de las distintas maneras en que el cine ha abordado la problemática de las personas que padecen de sordera. El documentalista Marcos Martinez encuentra en Sordo la manera en sean las propias personas las que muestren sus experiencias.
El foco está puesto en el grupo de teatro “El Extranjero”, conformado por cinco chicos y chicas a los que se suma una intérprete.
Martinez posa su cámara para mostrarnos a los cinco en diferentes facetas, los veremos en su vida diaria, y principalmente en el ámbito del grupo de teatro.
Cada uno de ellos tiene una “experiencia diferente” para con la sordera, sin embargo, parecen confluir en una misma idea que es la que intenta demostrar el documental, que existe la posibilidad de una comunicación, de una expresión, prescindiendo del habla, de los sonidos.
Los jóvenes son Lisandro, Florencia, Nelson, Iris y Damián; y veremos cómo la sordera no los determina, hay modelos, actores con experiencia previa, estudiantes, padres, e hijos.
Hay algunos datos que resaltan, El extranjero rechaza un premio otorgado porque dicen recibirlo “de lástima”, prefieren seguir adelante e incursionar en nuevos proyectos. Se le da una importancia primaria al uso del lenguaje de señas como modo de comunicación, El Extranjero debería funcionar como modo de imposición de este “método”, y están convencidos que con la expresión corporal el espectador de las obras comprenderá aunque no escuche palabras.
La intérprete, Marisa, es claramente dejada en un segundo plano, es obvio que el foco no está puesto en ella, se la ve cumpliendo su función, nada más, no hay una interpelación. Pareciera que tanto Sordo como El Extranjero avanzan hacia una prescindencia de esa traducción de los gestos en palabras.
Martínez creó el típico documental observacional, la cámara se acerca o se aleja, es más personal o panorámica, dependiendo. Su estructura es la de plasmar una idea y centrar todo en demostrarla. Por momentos, algunas opiniones se contraponen a lo que demuestran las imágenes.
Sin grandes aportes técnicos ni estéticos, Sordos es un documental para indagar en un mundo distinto, que quiere dejar de ser considerado como tal. Ser sordo puede traer otras “ventajas” de expresión, y a veces, ante la posibilidad de la opción, puede ser una elección.