Sordo

Crítica de Julieta Bilik - EscribiendoCine

Mucho para escuchar

Sordo (2014) es un documental observacional sobre un grupo de teatro conformado por cinco actores sordos -y su intérprete- que están realizando la puesta en escena de una obra en lengua de señas con el objetivo de llevar adelante una acción artística y política en favor de la integración social.

El documental comienza cuando El Extranjero -así se llama el grupo- rechaza un premio. No quieren ser galadornados por lástima y entonces deciden empezar una nueva etapa de producción autogestiva y autónoma. Así, desde el comienzo se plantea la reflexión sobre el mundo de los sordos y la comunicación.

La propuesta del grupo es no hablar, lo que no significa “no decir”. A lo largo del documental se muestra la presión que ejercen los oyentes para hacer que los protagonistas lean los labios, “hablen”, traduzcan, sean interpretados. Pero El Extranjero pretende mostrar artísticamente las posibilidades de la lengua de señas y con ellas, las propias. Por eso buscan un registro de actuación personal y no les preocupa que los oyentes no entiendan. Esa convicción, que por momentos está amenazada o en discusión, es el eje del documental aunque haya, tal vez, algunas disgresiones innecesarias -la película dura 90 minutos-.

La mirada que imprime Marcos Martínez es la de una cámara presente, cercana y atenta que muestra la acción y el conflicto con precisión y que guía al espectador incluso cuando no escucha o no puede interpretar por sí mismo la conversación de los protagonistas en lengua de señas. Hay fragmentos silenciosos, otros subtitulados y algunos “relatados” por la intérprete del grupo, Marisa, quien, aunque es un eslabón fundamental en el proceso, nunca es indagada en sus opiniones.

Los protagonistas son cinco jóvenes. Iris usa audífono, participó del certamen "Miss Universo" de chicas sordas y además de actuar hace changas como modelo. Nelson es estudiante universitario, trabaja y vive con su novio (oyente). A Florencia le hicieron un implante coclear cuando todavía era una nena pero tras un par de años de confundirse y vivir asustada por los ruidos decidió dejar de usarlo y aprender la lengua de señas. “Así entré en un mundo mejor”, cuenta. Lisandro es padre de familia, youtuber y juega al fútbol. Por último, está Damián quien actuó cuando era chico en la tira televisiva Cebollitas y todavía vive con su mamá.

Todos ellos ya no están conformes con que vayan a las funciones de sus obras solamente amigos, familiares y asociaciones de sordos. Pretenden, como en la exogamia, salir al mundo, ampliar su lugar de pertenencia, circular, darse a conocer. Pero para eso necesitan de una sociedad que los ampare, que los reciba, que comparta su vocación. Por eso Sordo, se propone resignificar ese lugar de escucha privilegiado que todos los oyentes tenemos con la convicción de que sin hablar, todavía hay mucho para decir.