Con la intención de ofrecer una película familiar, S.O.S: Familia en apuros busca cierta fórmula divertida dentro del subgénero pero no se preocupa demasiado por partir de un guión mínimamente potable, y hasta la idea hace acordar a algún otro film. El director de la afín y poco atractiva Entrenando a Papá reincide en la temática familiera con niños incluidos con discretos resultados, aún contando con una pareja protagónica de expertos comediantes como Billy Crystal y Bette Midler. La historia parte precisamente de ellos, que en medio de una pequeña crisis deciden viajar a la otra punta del país para cuidar a tres nietos que no ven hace años. La “vieja escuela” de los abuelos choca con la modernosa educación de sus padres y en ese pequeño apremio reside la tónica del film. Pero los gags son forzados y algunos de ellos bastante escatológicos, con la suposición que pueden resultar graciosos para chicos y grandes. Para colmo otro grupo de chistes abusa del materialismo, ya que el abuelo “soborna” al más pequeño para que cumpla con sus presuntas enseñanzas. Mal gusto y capitalismo, en yunta. De todos modos Midler y Crystal aportan su carisma y brindan un momento agradable al cantar a dúo una vieja canción infantil, y en el final algunos toques emotivos pueden funcionar. Pese a los reparos, los chicos se pueden enganchar perfectamente con la trama, a ellos –y quizás también a un público muy mayor- está dirigida la propuesta.