Típica comedia de enredos familiares, esta película se centra en las desventuras de un matrimonio maduro (Billy Crystal y Bette Midler) bastante remiso a ocuparse de asuntos ajenos, que viaja para hacerse cargo por unos días del cuidado de sus nietos a pedido de su hija (Marisa Tomei), quien planea aprovechar una escapada romántica con su marido. Todo está servido, por lo tanto, para ¿disfrutar? de los padecimientos del dúo protagónico (él, un fóbico que acaba de perder su empleo como locutor deportivo; ella, una mujer de carácter fuerte, pero dominada por la corrección política), mientras los niños hacen de las suyas y esperan lo peor de estos viejos sin demasiada onda. Pero -claro- estamos en el imperio del crowd-pleaser hollywoodense y, entonces, habrá tiempo para la redención, la reconciliación y la reivindicación de los personajes en una historia que se va tornando cada vez más obvia, elemental y con un mensaje positivo debidamente subrayado. Un film a pura fórmula que quizás no llegue a irritar (aunque está al borde), pero que no ofrece nada nuevo. Menos de lo mismo. DIEGO BATLLE