Parentela en versión light
Dos abuelos deben cuidar de sus tres nietos en plan familia Disney con síntoma de clan disfuncional. Chistes débiles, discurso edificante y el clásico cruce de generaciones.
Décadas atrás existían las tv-movies, modelos de producción gestados al margen de la gran industria, concebidos para televisión, que tenían una inmediata recuperación económica. Allí nacieron buenas y malas películas, dirigidas por cineastas profesionales o debutantes pero que a mayor o menor plazo ostentarían una extensísima obra. Con el paso del tiempo la tv-movie desapareció y sus ideas fueron incorporadas a la industria de Hollywood, escasa en ideas como principal definición. S.O.S.: familia en apuros parece una tv-movie de las descartables de hace décadas entremezclada con el edificante mundo Disney que nos acosa año tras año.
Cuesta ver a dos estrellas como Bette Midler y Billy Cristal, junto a la eficiente Marisa Tomei, metidos en un proyecto tan desvaído y de alcance limitado. La propuesta es familiar y tiene relación con dos abuelos que deben cuidar a sus tres nietos de acuerdo a un viaje de placer de los padres. Los chistes son débiles y el contraste entre el mundo de los abuelos y el funcional universo familiar que tienen que padecer resulta obvio, de segunda mano, inclinado a defender las virtudes de un confort familiar que se sostiene en la exigencia, los padres modernos y tres nietos piolas que pese a todo tienen sus problemas. La nena es una futura genia de la música, otro tiene la respuesta que ridiculiza a los abuelos y el tercero pertenece a la galería de "nene algo extraño" ya que tiene un amigo imaginario, que no es otro que un canguro australiano. Sí, una familia Disney con síntoma de clan disfuncional. En fin.
Por supuesto que Crystal pone toda la garra para sostener un texto imposible y un argumento que solo era original, con sus matices de época, en El padre es abuelo (1951) de Vincente Minnelli. Al pobre Artie (Crystal) lo echan de su trabajo de entretenedor y relator de partidos de béisbol y junto a su mujer personificada por Midler (ay, que lejos quedó su papel autodestructivo en La rosa, emulando a Janis Joplin), deberán enfrentarse a ese mundo de nenes inteligentes y modernos que tienen todo servido en bandeja. Habrá reconciliación, discurso edificante, música de violines, alguna escena de alto riesgo y triunfo familiar donde lo viejo y lo nuevo se ponen de acuerdo aunque sea por un rato.
En una semana de estrenos donde veteranas estrellas vuelven al cine para añorar una mejor época, el sinsentido en celuloide de S.O.S.: familia en apuros, dentro de algunos años, debería tener su exhibición en la señal Disney, en una tarde de verano por un canal de aire o en el espacio de la tarde en Telefe luego de Casados con hijos.