Familia en apuros ofrece una comedia familiar que zafa para distraerse un rato pero deja cierta sensación de decepción teniendo en cuenta quienes son sus protagonistas.
Billy Crystal y Bette Midler son figuras muy grosas del cine norteamericano y algo debe estar pasando en Hollywood para la que industria no pueda reunirlos en una producción como ellos se merecen.
Con este proyecto parecería que los productores intentaron hacer algo similar a lo que fue la saga de La familia de mi novia con Ben Stiller, pero el problema es que el guión no estuvo a la altura del reparto.
La serie de comedias de Stiller funcionó porque los guionistas lograron con muy buenas escenas aprovechar a los actores en cada personaje y eso no sucede con esta película.
Cuando los chistes sobre las diferencias generacionales en materia de crianza de niños se agotan enseguida el film tiene dificultades para sostenerse desde el humor.
En el caso de este estreno el film parece el piloto fallido de una serie de televisión que de contar con otro elenco hubiera terminado directo en el cable.
En un punto estas producciones son las que hacen más grandes todavía a figuras como Crystal y Midler, quienes con mucho oficio reman como los dioses una película de medio pelo que gracias a ellos dos logra hacerte reír en un par de escenas.
La dirección corrió por cuenta de Andy Fickman, quien fue responsable de Entrenando a papá, una producción de Disney con The Rock que se estrenó hace unos años.
Familia en apuros sigue la misma línea de humor y ofrece esa clase de entretenimiento.
Tal vez por la figuras que reunía el reparto uno hubiera esperado algo superior y por eso el resultado final no termina por convencer.