Soy Ringo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Las primeras imágenes de "Soy Ringo" conmueven. Soy de Parque Patricios y no hay día en que no pase por la plaza lateral (la que da a Avenida Caseros) y vea la estatua que lo recuerda, enfrente justo de la sede de Huracán. Un tipo simple, talentoso, de barrio, disputando cetros mundiales. Una vida que terminó demasiado rápido. Un hombre que tenía mucho para dar, y tuvo un final inesperado. José Luis Nacci, guionista y supervisor de guiones de films como "Infancia Clandestina" y "Una mujer sucede", nos trae su ópera prima basada en la leyenda y el crimen que cegó su vida.
"Soy Ringo" inicia con Bonavena discutiendo en la conferencia de prensa con Muhammed Alí. Vemos su humor y despliegue mediático frente a la prensa y el desparpajo que lo caracterizaba para los grandes desafíos. Luego, accedemos a los instantes previos de ese combate y ahí es donde el relato comienza a desplegarse: testimonios de Ernesto Cherquis Bialo, Carlos Irusta, Abraham Larena, Ezequiel Fernández Moores, Héctor "Bambino" Veira, Roberto Paladino, Dimas Suarez (entre otros) y varios Bonavena que aportan mucho al perfil de Ringo.
El interés de la película funciona a dos puntas. Por un lado, trabaja sobre la caracterización de quien era el legendario boxeador y busca definir su status en relación al momento histórico en que se encontraba y sus posibilidades en el deporte y la vida pública y mediática. Pero también indaga en la cuestión específica de su muerte, tratando de traer luz a una situación que ya es mítica: Ringo murió asesinado en Nevada, Reno, Estados Unidos, en mayo del 1976 en circunstancias extrañas.
Su cuerpo apareció tirado en las puertas de un prosítubulo y se sabe que fue muerto por un agente de seguridad del lugar, presuntamente ordenado por el dueño del antro (Joe Conforte), con quien tenía una disputa personal en relación a una mujer. El relato es interesante y hasta hoy poco sabíamos de la cuestión de su muerte.
Aunque sigue siendo atrayente su trayectoria, quizás se siente que esa fluctuación narrativa (las dos vías del relato), no termina de ser equilibrada, aunque no deja de invitar a su visión. El recurso de la narración en off quizás podría haber sido reemplazado en algunos tramos, pero la investigación periodística esta lograda y le da peso al documental.
Nacci elige un tema del campo popular y llama a conocer en profundidad a un titán de su época. Y lo hace bien. "Soy Ringo" es una registro que habla de una personalidad destacada que merece ser recordada en su justa dimensión.