El ocaso de un ganador
El género documental resulta tan peculiar en sus propiedades que no siempre es fácilmente realizable ni disfrutable. Un determinado tema puede ser muy interesante para llevarlo a la pantalla, pero luego puede pecar de tedioso si no se lo sabe representar, sumado a que no todo público está abierto a consumir estos trabajos. Soy Ringo (2015), opera prima de José Luis Nacci, sorprende para bien. Nos llegamos a compenetrar tanto con su personaje como con su historia, y eso ya es meritorio.