SOY APOCALÍPTICO Y CRIOLLO
Grata sorpresa comienza por verse en el cine de género argentino que está en su etapa visualmente más estilística/cuidada. Me atrevo a decir una era dorada y Soy tóxico, film post-apocalíptico de guerra bacteriológica sudamericana, del experimentado en terror Pablo Parés (la serie Daemonium) no escapa al panorama.
Con influencias a lo Mad Max y los clichés de este tipo de ciencia ficción, pero con ese bagaje folklórico de nuestra tierra, vemos el “regreso” de un ¿desaparecido? Esteban Prol al mundo artístico con un protagónico correcto y lejos de la comedia, casillero fácilmente vinculado al actor. Tal vez sea una suerte de bisagra en su carrera para demostrar su amplia capacidad de adaptarse a diferentes estilos. Aquí es un hombre sin memoria llamado Perro que se despierta en medio de un desierto con miles de cadáveres esqueléticos tratando de sobrevivir a la amenaza de zombies llamados “Secos” y de los pocos supervivientes de la zona. Los conflictos no tardarán en llegar con la aparición de un singular villano bien pampeano -interpretado por Horacio Fontova- y su pandilla, que disfrutan con hostigar a este pobre samaritano.
A Parés le encanta exponer personajes abordados dentro de situaciones extremas que no se rinden a pesar de la adversidad. También se toma el tiempo necesario para analizar el perfil psicológico del protagonista, algo a los que ya nos tiene acostumbrados desde Plaga Zombie y se le da naturalmente. Asimismo, el film guarda una correcta ambientación, encuadres, calidad visual, utilización de una paleta en colores grises y oscuros que encajan a la perfección. Las interpretaciones son efectivas dentro de su escueto reparto, donde brillan un amenazante Sergio Podeley, la revelación de Fini Bocchino -hija de Andre Frigerio- y el rol del pervertido perfecto a cargo de Gastón Cocciaralle.
Lo cierto es que si bien Soy tóxico no sea ese tanque comercial que suele exigir el público, es una punta interesante de un iceberg dentro del cine de género local y lo más serio bajo conceptos de calidad de su director. Es un producto que no solo hace buena mella histórica en el estilo terror/zombie sino que crece en apreciación a medida que nos alejamos de un primer visionado. Forma parte de un auténtico mundo fantástico que enorgullece, suma y se vuelve un verdadero plus que nos representará en la edición N° 52 del Festival de Sitges -el más importante de fantasía, ciencia ficción y horror- y que da ganas de más producciones o secuelas de este tipo.