En 1996 Warner Bros. estrenó «Space Jam: El juego del siglo», un film que nos muestra como los famosos Looney Tunes reclutan a la superestrella de baloncesto Michael Jordan para jugar un partido de dicho juego contra un grupo de extraterrestres que busca esclavizarlos. Una obra que, más allá de tener una gran cantidad de reseñas negativas entre los críticos, fue un éxito en taquilla y se convirtió en una de las películas favoritas de los más pequeños en esa época, incluyendo al en ese entonces chico de 11 años, LeBron James. Un cuarto de siglo después, aquel joven, ahora adulto y transformado en uno de los mejores basquetbolistas de la actualidad, es quien acompañará a Bugs Bunny y sus amigos en una nueva aventura que no podrá evitar que nos preguntemos si será mejor que su predecesora.
En esta «nueva era» los papeles se invierten, haciendo que sea LeBron James quien busque reclutar a los ya conocidos Looney Tunes para ganar su libertad en un juego de básquetbol, cuando él, junto a su hijo Dom (Cedric Joe), es atrapado en el universo de los servidores de Warner por la inteligencia artificial Al G. Rhythm (Don Cheadle).
A grandes rasgos, el director Malcolm D. Lee («Girls Trip», 2017) y los seis escritores detrás de esta secuela decidieron mantener la misma fórmula de la anterior: famoso basquetbolista juega junto a los Looney Tunes en un partido de alto riesgo. Sin embargo, lo que en muchos casos puede tornarse repetitivo, aquí, ya pasados 25 años de la primera entrega, logra generar nostalgia en los más grandes y consigue retener la atención de los más pequeños por la simpleza de su trama y su alta dosis de entretenimiento.
Enfocándonos en los detalles, el film no escatima en el uso del CGI (efectos especiales), ni del maquillaje o vestuario, presentándonos distintos tipos de animación en paralelo con personajes de carne y hueso mientras que se hace un recorrido por el amplio portfolio de Warner, generándote la sensación de ver simultáneamente una película realista, animada y hasta un videojuego. No obstante, en ocasiones esto llega a ser contraproducente al formarse muchos focos de atención a la vez, haciendo que, al querer apreciar todo lo que está en pantalla, nos distraigamos fácilmente de los personajes centrales.
A diferencia de la película de los 90, que mostraba a Jordan como un deportista estrella por sobre todas las cosas, este largometraje tiene más enfoque en LeBron como padre que como basquetbolista, poniendo la diversión y el juego por debajo de la moraleja paternal que se quiere transmitir. La inexperiencia de James en el rubro, quien mostró un poco de sus habilidades actorales en «Esta chica es un desastre» (2015), logra pasar desapercibida al compartir protagonismo con el joven Cedric Joe, el cual representa correctamente su papel del hijo del jugador de la NBA, y con el reconocido Don Cheadle («Iron Man 2,» 2010), que interpreta más que bien el papel antagonista de la obra, con una personalidad digna de los villanos más famosos de Disney. Aunque todos muy por debajo de Bugs Bunny quien, con más de 80 años de carrera, aún logra hacernos reír hasta con los mismos chistes, algo que muy pocos pueden lograr.
En síntesis, «Space Jam: Una nueva era» es una comedia que le traerá recuerdos a los más grandes y le encantará a los más pequeños. Una obra que, aunque no destaca por su guion o grandes actuaciones, logra trasmitirnos un mensaje familiar, sin dejar de representar un homenaje a la trayectoria, no solo de LeBron James sino también de la compañía Warner Bros. con los Looney Tunes a la cabeza, quienes, aunque pasen los años, logran mantenerse frescos, sin olvidar sus raíces y haciendo que nos sigamos preguntando: ¿es temporada de Patos o temporada de Conejos?