La nostalgia siempre está presente, incluso dependiendo de la época se podría decir que es cíclica. Acabamos de pasar una década que le rendía homenajes sin fin a los 80s con la música, la ropa y la masiva corrección política. Y aún que no terminó siendo así, hubiera apostado que con Trump los 70s se acercarían con alguna nueva versión de Watergate. Sin embargo, hoy estamos más adelantados. Volvió el pelo corto y está desapareciendo la barba. La televisión está pasando su peor momento. Parece que va a volver el Rock y, volvimos a tener en el radar a Britney. Los videojuegos volvieron a ser algo cool para todos, y sí estas en TikTok sabrás que existe una nueva movida llamada indie kid. Incluso hace menos de un año el mundo entero siguió semana tras semana un documental de baloncesto. Sí, estamos volviendo a los 90s. Y siendo realistas, no pueden existir los 90s sin una de las Feel Good Movies más especiales de nuestra infancia: Space Jam.
Luego de firmar un acuerdo en el 2014, se le encomendó a LeBron James seguir el legado que dejó Space Jam en 1996, una de las mejores películas para toda la familia de esa década. Teniendo así una doble tarea. No solo estar a la altura de Michael Jordan, sino de ayudar a reviví la franquicia de los Looney Tunes que tras varios intentos fallidos de Warner no han terminado de colarse en las nuevas generaciones. Luego de algunos años en los cuales el estudio no pudo conseguir una idea perfecta para esta nueva entrega, decidieron jugar a lo seguro, explotando no solo las licencias de los amigos de Bugs Bunny sino todas las posibles en su haber.
En la película LeBron James es la gran estrella que conocemos, sin embargo como padre deja que desear. Presiona a su hijo Dom (Cedric Joe) a estar 100% concentrado en el baloncesto lo cual ocasiona problemas de comunicación entre ellos. Dom realmente desea ser un programador de videojuegos, cosa que no entra en los planes de su padre. Esto, y muchas otra razones que a la película no le interesa explicar a fondo, los lleva a ser absorbidos por el servidor de Warner Bros., que es manejado por Al-G Rhythm (Don Cheadle), un algoritmo malvado que está cansado de vivir en la sombras. Al-G secuestra a Dom y reta a LeBron a jugar un partido para recuperarlo. Él acepta pero es enviado a donde están los fracasados y olvidados. Así llega al Tune World donde deberá reunir a su nuevo equipo con la ayuda del Bugs Bunny.
‘Space Jam: una nueva era’ no cuenta con un argumento sólido. Su historia es el eslabón más débil y funciona como un simple pretexto para poder a ver otro partido de baloncesto entre varios de los personajes más queridos de nuestra infancia y el rey del deporte. Y, aunque por algunos momentos empiezas a cuestionarte si fue una buena idea volver a traer a la vida a esta franquicia, a veces la nostalgia mata al guión. Volver a ver a los Looney Tunes fue muy gratificante, apenas los ves en pantalla reconectas con ellos y con tu infancia. Literalmente conozco más al Pato Lucas que a muchas personas de mi familia. Incluso viendo como trascurría la historia no dejaba de pensar en qué les había pasado. La película por un momento es cociente de ello ya que son tomados como personajes olvidados. Sin embargo, lastimosamente, no terminan explorando ese pasaje.
LeBron es un GOAT total del baloncesto, pero siendo realista no está ni cerca de ser el fenómeno cultural que fue Michael Jordan. Sin embargo hace un buen papel, actúa hasta donde puede y es carismático. Con la ayuda de su familia (actores de verdad) cumple con una historia de padre e hijo con un buen arco. Al igual que el anterior protagonista se relaciona muy bien con los Looney Tunes. Especialmente en la escena en la que junto a Bugs Bunny debe buscar por el Universo Warner a todos sus compañeros. Pasando así por Metropolis, la Matrix, Max Mad y más.
Claramente esta película funciona como una publicidad de 2 horas de HBO Max, sin embargo permitamente dudar de su escencia. El villano, que no tiene muy clara sus motivaciones y es un algoritmo. Literalmente lo que está intentando promocionar Warner y todas las demás compañías. Incluso él mismo es el responsable a que no se hagan más cosas sobre estos personajes en la vida real. No quiero aventurarme mucho, pero si Martin Scorsese tuviera que hacer un film sobre un algoritmo probablemente sea parecido al personaje de Don Cheadle. Solo digo.
El momento cumbre es el partido que con unas muy buenas versiones 3D de los Looney Tunes, y gran chiste sobre Michael Jordan, es un total disfrute. Si debemos comparar, la primera entrega es muy superior a esta. Sin embargo es de esas películas que debes tener cerca para ver cuando estés desanimado. Cumpliendo asi con el estatus de una Feel Good Movie. No me importa si vuelven los 90s, lo que le pido a Dios es que de alguna manera vuelvan los Looney Tunes.