Spencer

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Después de la biopic que retrataba la vida de Jacqueline Kennedy en los instantes posteriores al asesinato de JFK, Pablo Larraín («El Club», «No», «Neruda») decidió volver a centrarse en una figura histórica para contar una historia atípica, pero que ayuda a entender el complejo entorno en el que se veía envuelta y asfixiada la princesa Diana Spencer, más conocida como Lady Di.

Larraín ha encontrado cierto gusto por representar figuras históricas de distintas latitudes. Ya lo vimos trabajar en la biopic de su compatriota Pablo Neruda, la antes mencionada biopic sobre la primera dama de EEUU, Jackie Kennedy, y ahora con la correspondiente princesa consorte de Gales. Lo cierto es que las aproximaciones que busca el director a las figuras representadas son a partir de periodos limitados de tiempo y no una especie de repaso por su vida. Esto es algo bastante recurrente dentro de las biopics, y dichos eventos representados suelen ser sumamente relevantes o hitos que marcaron a fuego sus vidas. No obstante, «Spencer» a primera vista parece no hablar de algo trascendente dentro de su vida. Este retrato se centra en un fin de semana particular durante los años ’90, en los que Diana (Kristen Stewart) acude junto al príncipe Carlos y sus hijos a pasar las vacaciones de Navidad en la Casa de Windsor en su finca de Sandringham en Norfolk, Inglaterra. El drama se centra en esos tres días, y en cómo Diana empieza a sentirse sofocada por su vida cotidiana dentro de la realeza, al mismo tiempo que comienza a darse cuenta de que su matrimonio con Carlos no estaba funcionando. Dijimos que a primera vista no parece que el film incurra en contar hechos destacados de su vida, si tenemos en cuenta la complicada y breve existencia que llevó Diana antes de sufrir aquel fatídico final, pero digamos que de cierta forma aquel periodo definido fue el que hizo que Spencer termine tomando la decisión de divorciarse del príncipe.

Lo más interesante del largometraje, más allá de la brillante interpretación de Stewart que la llevó a conseguir una nominación a Mejor Actriz en la próxima entrega de los Oscars y a tener altas chances de obtener la preciada estatuilla, radica en que «Spencer» compone un verdadero drama de encierro. Incluso desde sus emplazamientos de cámara, la elección de los lentes y ciertos seguimientos de la protagonista en travellings de seguimiento por los pasillos de la finca, remiten directamente a los planos de steadycam de «The Shining» (1980) de Stanley Kubrick, con la que también comparte ese descenso a la «locura» (no a ese nivel tan literal como en la adaptación de Stephen King) que se da producto de la reclusión y el hostigamiento del entorno de Lady Di. Incluso también hay ciertos momentos que se separan de la realidad tal como pasaba en el film de Kubrick, acompañadas por una banda sonora imponente e inquietante.

Larraín toma varios riesgos durante el relato, en el que no propone un retrato fehaciente y solemne de la princesa, sino plantea algunos cuestionamientos a la corona británica y cómo fueron comprometiendo su estado mental por medio de rituales y tradiciones que la llevaron al borde.

«Spencer» es un film interesante, en sus formas, que ofrece un sólido paso en la carrera de Stewart y de Larraín. Una película inquietante que plantea un debate y un cuestionamiento a las autoridades, pero desde un costado poco explorado. Con una atmósfera amenazadora motivada por su banda sonora perturbadora y una bella fotografía desaturada que retrata los verdaderos colores de la realeza, trasmitiendo la empatía del director por la protagonista y su trágico destino.