La araña millenial
15 años y 5 películas después, llega a la pantalla grande una nueva iteración del amigable arácnido del barrio -como dice la canción- Spider-Man: De regreso a casa (Spider-Man: Homecoming, 2017) es la primer película en solitario del superhéroe bajo la tutela de la casa Marvel, y su segunda intervención dentro del Universo Cinemático de Marvel (mejor conocido por sus siglas en inglés MCU).
En esta ocasión Peter Parker (Tom Holland) debe pulir a su alter ego en pos de detener a El Buitre, villano titular de la cinta -interpretado por el siempre efectivo Michael Keaton- quien está robando artefactos alienígenas remanentes de la batalla que cierra The Avengers: Los vengadores (The Avengers, 2012) y que busca reutilizar dicha tecnología para vender armas en el mercado negro. Como suele ocurrir en las historias que lo involucran, Peter debe hacer equilibrio entre su rol como justiciero enmascarado, sus romances en la escuela y su relación con su Tía May (Marisa Tomei).
El primer gran acierto de la película de Jon Watts (El payaso del mal) es no perder tiempo en volver a narrar -por tercera vez- el origen de Spider-Man. Sacándose este peso de encima puede meterse de lleno en la historia y explotar su dinamismo. Los casi 135 minutos de duración no se sienten para nada pesados, dentro de una narración con la liviandad que suelen tener los productos Marvel. El dramatismo de ejes temáticos explorados en entregas anteriores, como la responsabilidad, la elección de salvar una vida por sobre la otra y el calvario del héroe solitario aquí son evitados y el peso de la trama queda a tono con el producto de entretenimiento que busca ser.
Es la primer película de Spider-Man que lleva un subtitulo y no es casual. Marvel busca traer a Spider-Man “de vuelta a casa” tanto desde lo comercial como en su sentido más lúdico. Siguiendo esta lógica, la elección de Holland se percibe como acertada (no por nada es el actor más joven en interpretar al personaje) desde su voz chillona hasta sus interacciones vergonzosas con el sexo opuesto pasando por la fascinación que le generan sus nuevas habilidades. Es palpable la intención de tener a Tony Stark (Robert Downey Jr.) apuntalando a Peter Parker por si fuera necesario, pero el trabajo en conjunto de ocho guionistas hace bien su tarea construyendo un personaje principal que puede llevar las riendas de la historia generando suficiente atractivo. Como suele suceder, un gran héroe es enaltecido por un gran villano, y en ese sentido Michael Keaton se luce, a pesar de que podría haberse visto aún más favorecido con mayor presencia en pantalla.
El humor autoconsciente marca el tono escena tras escena, desde los cameos de Capitán América hasta cada pequeña situación que evidencia a un Spider-Man todavía en construcción, un héroe “callejero” en todo sentido de la palabra. El universo retratado se aleja de la Manhattan de edificios altos, avenidas concurridas y taxis amarillos vista en entregas anteriores: elige los barrios bajos, los callejones y las estaciones de tren para componer el hábitat natural del protagonista.
Siendo ese producto de entretenimiento que saber ser, Spider-Man: De regreso a casa atraerá en mayor número a los jóvenes por sobre los fans de la vieja escuela del cómic, pero no deja ser un film entretenido y lo suficientemente sólido como para complacer gustos dispares, con la ambición promedio del sello Marvel marcando el ritmo.