Spider-Man se ensambla perfectamente al MCU en esta aventura divertida, fresca y con un espíritu juvenil. El hijo pródigo regresó y la casa está en orden.
Pocos personajes del mundo del cómic gozan de la popularidad que tiene Spider-Man. El estudiante picado por una araña radioactiva que vio la luz en el número 15 de Amazing Fantasy (agosto de 1962) gracias a la imaginación de Stan Lee y Steve Ditko cambió el paradigma de lo que se podía hacer en los cómics de superhéroes. Por primera vez un aventurero enmascarado tenía que lidiar con el crimen y los supervillanos, pero también con los problemas diarios de un adolescente promedio: clases, exámenes, profesores, buscar trabajo, falta de dinero, cuidar a un familiar enfermo, conquistar a la chica de tus sueños, etc.
Con sus derechos cinematográficos vendidos a la compañía Sony, el estudio intentó en más de una ocasión adaptar las aventuras de Peter Parker al cine con una suerte bastante dispar. La trilogía original de Sam Raimi dejó dos films de gran nivel y un tercero bastante olvidable mientras que el reboot de Marc Webb sufrió por una segunda entrega llena de personajes y tramas secundarias innecesarias, más preocupada en preparar el terreno para muchos spin-offs y secuelas antes que en contar su propia historia.
Después de la presentación de Tom Holland (The Impossible, 2012) en Capitán América: Civil War (2016) y la buena impresión que dejó su breve pero contundente participación como el nuevo Spider-Man, el público esperaba ansioso para ver qué podía dar este personaje con el plus de que en esta ocasión (al fin) está inserto en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Meses después de enfrentarse al Capitán América en el bando de Iron Man, el adolescente Peter Parker debe volver a su vida cotidiana de estudiante de secundaria. Tony Stark (Robert Downey Jr.) le permite quedarse con su nuevo traje de tecnología de punta para combatir al crimen, pero con la promesa de evitar los grandes conflictos y no arriesgar su vida. El mayor anhelo de Spider-Man es probarse ante Iron Man y demostrarle que está a la altura de un desafío mayor: formar parte de los Avengers.
Tras detener muchos carteristas y ladrones de bicicletas, la gran oportunidad de Peter aparece con Vulture (Michael Keaton) un hombre con un traje volador que vende armas hechas con tecnología alienígena robada.
Spider-Man: De Regreso a Casa es un gran acierto para Marvel. El MCU necesitaba la presencia del personaje y el film se beneficia al estar incluida en un universo ya construido. La película no pierde el tiempo en crear un mundo y setear una franquicia, se acopla a los acontecimientos pasados (la batalla de New York, los acuerdos de Sokovia, el cambio del cuartel general de los Avengers) y lo hace muy bien. Esto le permite concentrarse en los personajes y en la historia que quiere contar. El film no es una historia de origen —por suerte— ya que el personaje fue presentado en Civil War y al ser uno de los héroes mas populares de las viñetas no es necesario volver a contar otra vez la picadura de la araña y la muerte del tío Ben. Ya lo hizo Raimi. Ya lo hizo Webb. Ya basta.
El director Jon Watts (Cop Car, 2015) da en el clavo con el tono que esta nueva versión del amigable vecino arácnido necesitaba. Algo más cercano a la película adolescente de escuela secundaria (siendo John Hughes el máximo exponente en este subgénero, autor de grandes gemas de los 80’ como Ferris Bueller’s Day Off, The Breakfast Club y Weird Science) con Peter pasando mucho tiempo en el colegio interactuando con su mejor amigo Ned (Jacob Batalon) y tratando de ganar la atención de la bella Liz Allan (Laura Harrier). El guion de la película es bastante sólido y centrado, algo sorprendente para un film con 6 (SEIS) guionistas.
Tom Holland da la impresión de haber nacido para el rol de Spider-Man, brindando una actuación balanceada con y sin el traje de superhéroe. Logra encarnar a un Spider-Man canchero y acrobático, un héroe principiante que apenas está comenzando su camino hasta convertirse en un ícono. Peter es un nerd de secundaria tímido e inseguro sin convertirse en una caricatura de loser. Y resulta refrescante ver por primera vez a un Peter Parker en el colegio que no tenga 30 años.
Otro que se destaca es Michael Keaton en el rol de Adrian Toomes. Un villano clásico de Spider-Man, pero no de los más memorables o interesantes. La película toma de las viñetas lo que podría ser un concepto bastante ridículo (un viejo en un traje con alas) y logra darle una vuelta de tuerca para convertirlo en un villano amenazante. Este Vulture es un personaje con un interesante trasfondo y una motivación clara que gracias a la habilidad actoral de Keaton tiene un tenso e interesante contrapunto con Holland en el tercer acto de la película. Sin dudas uno de los villanos mejor construidos hasta el momento en el MCU.
La presencia de Iron Man no es suficiente como para que el personaje de Robert Downey Jr. se robe la película (de hecho, Happy Hogan tiene más tiempo en pantalla). Se ve a un Tony Stark más maduro en su rol como mentor del joven araña, cuidando que Peter no salga herido al meterse en el peligroso mundo de los superhéroes. El soundtrack es otro punto fuerte de la película: la banda de sonido de Michael Giacchino está presente en todo el film acentuando los momentos de mayor acción y emoción; y también desliza buena música con temas de The Rolling Stones, A Flock of Seagulls y The English Beat entre otros.
Spider-Man: De Regreso a Casa termina siendo la bienvenida perfecta al MCU para el héroe arácnido. Una película que pone a los personajes y su tema por encima de la acción y las peleas constantes a las que el género de superhéroes tiene acostumbrado a su público. Ah, quédense para dos escenas post-créditos.