Sony no pudo con el enemigo y se le unió: tras el fracaso de sus dos últimas adaptaciones del "vecino amigable" que se columpia entre rascacielos, la enorme compañía que posee los derechos de Spidey decidió "cederle" ¿temporalmente? los derechos a Marvel/Disney. El resultado no podría ser más satisfactorio: lejos de la redundancia y la mirada infantil de sus predecesoras con Andrew Garfield y Emma Stone, aunque tomando también distancia de la (todavía) mejor encarnación del personaje, en la piel de Tobey McGuire y bajo previa dirección de Sam Raimi, ésta historia se saca de encima la carga de tener que volver a contar los orígenes del personaje (que ya conocemos todos), y se mete de lleno en la acción pero sin olvidar el costado humano del superhéroe. Después de todo, uno de los mayores atractivos del hombre araña fue y será siempre la divertida y acomplejada vida de Peter Parker, un joven intrépido que un día recibe un gran poder que ya sabemos qué es lo que conlleva, pero no hace falta aquí -por suerte- repetirlo.
Sin demasiados preámbulos ni flashback, Spider-Man Homecoming comienza con la subtrama del futuro villano "The Vulture" (impecable Michael Keaton, aunque con un repetido dejo de Birdman), y de allí escala hacia una lucha del bien contra el mal, pero repleta de matices y humanidad. Donde en otras historias, basadas en historietas, el villano parece ser malo-malo-malo, aquí tiene una motivación cuestionable pero sin caer en la caricatura, con dilemas morales y justificaciones ambiguas. Nadie nace y muere villano o héroe, y aunque sea desde un mundo colorido y saturado, Marvel parece entender eso mejor que nadie.
Tom Holland como el nuevo Peter Parker se luce y gana la simpatía de la audiencia, a fuerza de tropiezos y atinados chistes que dan en el blanco cuando la historia necesita un poco de humor para sostenerse. La figura patriarcal de Iron-Man (Downey Jr.) revuela sobre toda la película pero no interrumpe demasiado, para no robarse el show que le pertenece al heroico arácnido. Marisa Tomei interpreta a la sensual Tía May (una oración que, quien escribe, jamás hubiese pensado decir), mientras que Happy (Jon Favreau) cuida del muchacho con gracia y algunos de los mejores momentos de la película.
Spider-Man Homecoming es la reboot que el héroe estaba necesitando, y promete revitalizar la franquicia a fuerza de simpatía y diversión pura. Ojalá así sea por varias películas más.