Metamorfosis adolescente
"Spiderman de regreso a caso" comienza desde el momento en que el superhéroe es llamado por Tony Stark para detener al Capitán América. A pesar de ser un híbrido, la película tiene una estética muy definida y logra su cometido.
Aun los más despistados conocen el comienzo de la historia de Spider Man: una araña radiactiva lo pica, y por ello surgen en él los superpoderes. Con dos arácnidos anteriores en los últimos 15 años (el primero interpretado en 2002 por Tobey Maguire y el segundo por Andrew Garfield desde 2012), hacer una remake que cuente todo el proceso de formación sería agotador y repetitivo.
Por ello “Spider Man: De regreso a casa” comienza su historia desde el momento en que es llamado por Tony Stark (Robert Downey Jr.) para que lo ayude intentando detener al Capitán América (Chris Evans), con escenas que se vieron en “Capitán América: Guerra civil”.
La idea de Marvel de forjar su universo fílmico en forma serial aliviana el peso de estar una y otra vez contando lo mismo, pero a la vez obliga a mirar todo lo anterior y todo lo que vendrá. Como ejemplo de marketing es excelente, aunque, como largometraje, termina siendo un híbrido pues sólo es una porción de historia que encaja con otras piezas, y que, sin conocer de ante mano las muchas películas de la franquicia Marvel, puede dificultarse su entendimiento.
Como ya fue expresado, las escenas iniciales tienen que ver con un repaso de “Guerra civil”, de 2016, con la misma emoción del adolescente Peter Parker (Tom Holland) al contar cómo ayudó a Iron Man con su nuevo traje de Hombre Araña, y le sacó el escudo al Capitán América.
Antes, el director Jon Watts había sorprendido al introducir al villano de turno, Vulture (Michael Keaton), para que la épica se aferre a algún nacimiento, en este caso, la maldad y avaricia de Adrian Toomes. En tanto, Peter vuelve a la casa de su tía May (Marisa Tomei) a la espera de otra nueva aventura, pero el llamado del asistente de Tony, Happy (Jon Favreau) no llega y eso deprime al héroe con ganas de transformarse en ídolo.
Si bien no se narra todo el proceso evolutivo hasta la conversión, a modo de presentación sí el filme se transforma en una especie de comedia juvenil, al exponer a Parker en plena metamorfosis hacia lo que realmente debe ser. Peter deberá enfrentarse a la realidad cuando, abandonado por su mentor Tony, se encuentre con un problema más complejo que reducir a ladrones de poca monta, y se entere de que en su ciudad hay tráfico de armas con alto poder destructivo pues contienen materiales alienígenas.
No sería justa la comparación, pero podría deducirse que el nuevo Spider Man es un “Deadpool” familiar. Es divertido y rebelde, pero, siendo uno de los superhéroes favoritos de los más pequeños, está bien que el humor sea apto para todo público.
Pero en el balance también uno se preguntaría cuán mejor podría haber sido el filme si se hubiese hecho con más crudeza y no tan liviano como resulta. De todos modos, lo destacable es que posee una identidad muy definida, con una estética amena y acorde con el superhéroe, por lo que vale la pena entre los estrenos “comiqueros” del año.