[REVIEW] Spider-Man: Lejos de Casa.
Y ahora sí, se terminó la Fase 3 del Universo Cinematográfico de Marvel y nuestro epílogo llegó en forma arácnida.
Luego de los eventos acaecidos en Avengers: Endgame (2019) el mundo debe sobrevivir de nuevo al «Blip» de Thanos, pero también a la muerte de su más grande héroe: Iron Man.
El duelo es llevado por su discípulo, Peter Parker (Tom Holland) más como una carga ya que la opinión pública lo posiciona como el nuevo hombre de hierro.
Para escapar de todo este asedio, oportunamente Peter y sus amigos tendrán una excursión/viaje de estudios a Europa.
Mientras Peter trata de despejar la mente y declarar su amor a MJ (Zendaya), una nueva amenaza emerge en forma de monstruos elementales, pero también un nuevo «héroe»: Mysterio (Jake Gyllenhaal), un soldado de otra dimensión que sabe como lidiar con estas amenazas y que precisará la ayuda de Spidey (el cual fue «secuestrado» por Nick Fury-Samuel L. Jackson)
Pero nada es lo que parece en esta nueva historia del Trepamuros.
Bien saben que odié la primera película de Spidey en el MCU, Spider-Man: Homecoming (2017), ya que no había visto al héroe que leí en los cómics pero ni por asomo.
Esta segunda entrega, más allá de que tiene los mismos condimentos adolescentes de la primera, me pareció más dinámica, mejor estructurada y con un antagonista a la medida, quizás el mejor del MCU luego de Thanos, y muy fiel a la personalidad de los cómics.
Me sigue molestando que Jon Watts recurra al gag fácil, que tome a Tony Stark como parte del problema para elaborar a todos los villanos y la ausencia del Tío Ben como la tragedia que marca la personalidad de nuestro amigable vecino (tanto que salió a aclarar que las iniciales de la maleta que lleva Peter es porque «carga con el peso de la muerte de su tío»).
Otra cosa que ya es bastante tediosa es que no solamente los personajes quieren que Spider-Man sea el nuevo Iron Man, sino que el film te lo enrostra una y otra vez. Basta solamente ver cuando Peter crea su traje con tecnología Stark al ritmo de AC/DC.
Aunque no son todas pálidas en esta película y, si todo héroe lo define su villano, aquí la metáfora es literal: el Mysterio de Jake Gyllenhaal (SÍ, «MYSTERIO» ES EL VILLANO. SI NO SABEN DE SPIDER-MAN, ENTONCES NO VEAN PELÍCULAS DE SPIDER-MAN) es de lo mejor que ha tenido el MCU: carismático, psicótico, amenazante. Un papel a la medida de este gran actor.
Y las mejores escenas son las de los enfrentamientos entre Spidey y Mysterio, qué decir.
Luego de ver Spider-Man: Lejos de Casa creo que al personaje se lo está encaminando de buena manera. No es lo que los que conocemos al trepamuros estamos acostumbrados, pero es significativamente una secuela que avanzó en calidad, y tengo que admitirlo.
A quedarse a las dos escenas post-créditos porque, la primera tiene injerencia directa en la trama con una SORPRESA QUE LES VA A VOLAR LA CABEZA. Y la segunda, digamos que puede llegara a abrir una puerta a todo lo que viene en el Universo Cinematográfico de Marvel.