En las últimas décadas, el cine de superhéroes ha sabido ganar una comunidad global de fanáticos y ha redefinido el rumbo del cine de Hollywood. Para los detractores de estas películas, se trata de un símbolo de agotamiento de un Hollywood que no da para más. Mientras que los amantes de estos suculentos festines, disfrutan con entusiasmo la supervivencia de un gran espectáculo, que con el paso de los años se debate entre la amenaza del abuso de la autorreferencia y los bienvenidos chispazos de frescura.
Spider-Man: lejos de casa pendula con irresistible encanto entre el manojo de información que ha generado Marvel a través de 23 films, y la soltura con la que entrelaza los códigos más clásicos del cine de aventuras con las secuencias pirotécnicas más deslumbrantes, a puro motor de efectos de altísima tecnología. Este eslabón está directamente conectado con cierto acontecimiento de Avengers: Endgame que a esta altura, con casi 4 millones de espectadores en nuestro país, se puede mencionar sin que resulte un spoiler fatal. Todo fan de este mundo de héroes y heroínas, está asomándose a una nueva era sin Tony Stark/Iron Man. Y ahí, en medio de esta suerte de duelo que ya se anticipaba como inevitable, irrumpe la burbujeante secuela de Spider-Man: de regreso a casa. Un combo luminoso que incluye acción a granel, romanticismo adolescente y bocadillos de comicidad irresistible.
Esta bomba de entretenimiento tiene todo lo necesario para mantener su mecha encendida durante poco más de dos horas, incluyendo un bonus fundamental que está durante los créditos de cierre. Tom Holland le imprime a su Peter Parker/Spider-Man un carisma que no se apaga ni en una sola escena de esta aventura trepidante que se reparte entre Venecia, Praga, Berlín y Londres. Un viaje de estudiantes por las mencionadas ciudades europeas, en donde Peter piensa declararle su amor a MJ (Zendaya), sirve como impulsor de gran parte del tono juguetón con el que transcurre este divertimento pasado por hormonas teen. La referencia inmediata son claramente las comedias adolescentes de los '80, con aliados y antagonistas que tienen matices similares a los de aquellas entrañables películas, aquí ligeramente actualizados a estos tiempos, por ejemplo uno de los compañeros está obsesionado con compartir todo lo que va pasando en el periplo a traves de lives e historias en las redes sociales.
Obviamente, Nick Fury (Samuel L. Jackson) vuelve a funcionar como una suerte de guía protector para las decenas de peripecias que atraviesa el joven arácnido, aunque esta vez con una presencia a que le falta un toque de encanto. El flamante villano, Mysterio (Jake Gyllenhaal), aporta la necesaria cuota de amenaza y desconcierto, sin teñir por demás el relato de una oscuridad que hubiera resultado inconexa con la atmósfera ligera que propone el conjunto de este capítulo. A contramano de otros episodios de la factoría Marvel, opacados parcialmente por ciertas codas explicativas o algunos momentos de solemnidad en pos de entregar "un mensaje" a la platea, aquí todo es adrenalina. Un espectáculo que huele a espíritu adolescente. Una aventura efervescente para abrir por lo alto una nueva era marveliana.
Spider-Man: far from home / Estados Unidos / 2019 / 129 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Jon Watts / Con: Tom Holland, Zendaya, Jake Gyllenhaal, Samuel L. Jackson, Marisa Tomei