Entre el legado de Iron Man y la efervescencia adolescente.
Después de los hechos acontecidos en Avengers: Endgame, la expectativa era alta ante la primera película post destrucción mundial de Thanos y el consecuente “blipeo”; agregando también la muerte de varios de nuestros héroes favoritos, sobre todo la del líder Marvelita, Iron Man. Más que nada por la conexión especial que siempre tuvo con Peter Parker (Tom Holland), nuestro adolescente arácnido, quién en esta entrega querrá eludir sus responsabilidades como superhéroe para vivir aventuras junto a sus amigos, y sobre todo conquistar a Mary Jane (Zendaya).
Es así que evitando las llamadas de Nick Fury (Samuel L. Jackson), se embarcará en un viaje escolar por Europa, con sus compañeros de clase. Pero Fury no tardará en contactarlo, en persona, debido a que el mundo corre peligro. Lo experimenta en carne viva cuando en pleno paseo en Venecia, se materializa un coloso de agua que devasta todo a su paso. En este momento seremos testigos de la presentación de ¿otro superhéroe?: Quentin Beck, un soldado de otra dimensión apodado Mysterio (Jake Gyllenhaal), que detendrá al destructor.
Impresionado, Peter entablará un vínculo con Mysterio, quien le parece que tiene el temple y todas las cualidades para suceder a Iron Man. También guiado por la ansiedad de sacarse de encima los compromisos heroicos, el joven le entrega las súper gafas que le ha legado Tony Stark para combatir el mal. Cuando el arco narrativo parece llegar a un desenlace satisfactorio, combatieron a los monstruos y Mysterio es un héroe aparentemente soñado, algo sucede (claro estamos a mitad de la cinta).
Otra subtrama toma fuerza: nuestro novel superhéroe ¡es un bluff! En un breve raccontto nos enteramos que es un empleado despechado de Stark, quien junto otros especialistas despedidos de la empresa del multimillonario, deciden recuperar la tecnología que ellos han ayudado a crear; claro que engañado a un tímido adolescente Spider-Man. A través de ilusiones virtuales, la intención de Mysterio es convertirse en el ser más poderoso del planeta para de paso desterrar al grupete Avengers.
Cuando Peter se da cuenta de la trampa, se calza el traje sin dudarlo, y asume la responsabilidad de sus súper poderes para enfrentarse a uno de los villanos más temibles y listos de la franquicia. Spider-Man: Lejos de Casa, no va a desilusionar a los fans. Si bien narrativamente no es de lo más sofisticada, se compensa con peleas espectaculares, una buena dosis de humor, una acertada construcción de personajes, y por los elementos identitarios que la hacen pertenecer al MCU. El ingrediente coming of age parace estructurar un relato que le otorga algo de frescura a la solemnidad superheroica; es tan o más importante dar el primer beso a la chica que te gusta, que salvar al mundo.
Claro que te debes quedar a las escenas post créditos, la primera es sumamente REVELADORA, todo un sacrilegio, y más que funcional a la trama: en una pantalla gigante, en medio de la ciudad, un Mysterio convaleciente y dejando muy mal parado a nuestro héroe teen, ¡revela la verdadera identidad de Spider-Man! En esta escena también aparece John Jonah Jameson, el editor en jefe del Daily Bugle que ya sabemos que no siente nada de empatía por Spider-Man; seguro que Marvel algo planea con este personaje.
La segunda es más una humorada; la escena comienza con Maria Hill y Nick Fury manejando un automóvil, cuando de repente ambos cambian de aspecto, ¡son skrulls! Parece que Talos y su esposa se hicieron pasar por estos personajes, mientras que Fury se encuentra en una especie de estación espacial, trabajando a la par otros skrulls. ¿Significa que Marvel expandirá su universo? Son solo especulaciones a raíz de las cuestiones que dispara está sólida y digna entrega del muchacho araña.