Ilusiones adolescentes.
El clásico arco del camino del héroe alcanza nuevas escalas en la nueva aventura del arácnido de Queens. Siguiendo los eventos ocurridos en Avengers: Endgame, Peter Parker (Tom Holland) se encuentra en un nuevo punto de quiebre de su vida adolescente luego del desolador chasquido, o debería decir blip, que acabó con la mitad de la vida en el universo. Por un lado debe lidiar con la trágica pérdida de su mentor Tony Stark (Robert Downey Jr.), lo que deposita en sus hombros el peso de deber estar a la altura del hombre que confío en él. Por el otro, se encuentra su intento por vivir su juventud libremente con las expectativas generadas por un viaje escolar al continente europeo y el deseo de declararle su amor a MJ (Zendaya). Los malabares que debe hacer Peter para sobrellevar sus dos vidas son narrados con un balance que integra perfectamente el humor dentro del género de acción superheroico y viceversa, lo que hace que incluso por momentos logre superar al excelente tono de la primera entrega.
Si bien esta secuela se encuentra fuertemente anclada al MCU, no olvida que se sigue tratando de la visión de mundo de un adolescente. Es así que aunque muchos de los elementos principales de la historia ronden en torno a lo ocurrido en otros films, la narración prioriza los sentimientos más a flor de piel de un joven como lo es Peter. Y es que sin importar los cósmicos o monstruosos peligros a los que debe enfrentarse el protagonista, el desarrollo y el entendimiento con el que es llevado el personaje a la pantalla se ven reflejados en el carácter fresco e íntimo de su construcción narrativa, un tratamiento que busca reflejar el espíritu joven —y lo logra. Los gags humorísticos casi siempre están al servicio de la trama y, más importante aún, son acordes al carisma de sus personajes.
Entendiendo esto, la historia toma las intenciones amorosas de Peter como uno de los ejes principales de la trama, a través del cual un film de superhéroes también puede funcionar como una buena comedia romántica de enredos. Son las interacciones y encuentros con MJ, que varían entre lo tierno y lo vergonzoso gracias al encantador carisma de la pareja, lo que le brinda una calidez a la historia que resalta su valor en la humanidad de los personajes. Incluso, esas mismas intenciones se pueden ver en la intensa pero fugaz relación de Ned y Betty (Jacob Batalon y Angourie Rice), convirtiendo la apropiada mirada juvenil en un efectivo comic relief a lo largo de todo el film, debido a que la frescura y la agilidad para el humor con la que se desarrolla la trama se ve ligada a las esperanzas e ilusiones, no solo de Peter, sino de todo el conjunto de compañeros de escuela que lo acompañan. Y es por ello que temáticamente también entra en sintonía perfecta el villano de esta entrega, el hacedor de ilusiones Mysterio (Jake Gyllenhaal).
Mysterio es un personaje que se presenta como un aliado que une fuerzas con Nick Fury (Samuel L. Jackson) y el arácnido para detener el ataque de los seres mitológicos conocidos como los elementales. Criaturas de tierra, agua, fuego y aire que se encuentran asolando distintas regiones geográficas del planeta. Lo cierto es que el personaje se sirve de la credulidad de Peter —y del espectador de este tipo de cine que acepta todo tipo de elemento fantástico— para engañarlos por igual gracias al experto manejo de su tecnología de lo ilusorio. Es en este punto donde el film impacta con sorpresa para bien con un cambio que funciona en todo sentido, porque si bien la espectacularidad de las escenas de acción contra los elementales están muy bien logradas —sobre todo gracias a esa integración del humor dentro de la acción— lo cierto es que a las mismas les faltaban intenciones argumentales y la presencia de un villano que respondiera a ellas de manera más acorde a la historia.
Así, el director se sirve del engaño de Mysterio para forjar una relación con Peter y de allí nace otra relación entre personajes donde Peter puede sentirse cercano a una figura masculina que lo entiende y lo aconseja como alguna vez supo hacer su anterior mentor. La cercanía de estos personajes hace que el espectador pueda entender más a fondo los miedos de Peter— como el héroe que debe ser— pero más importante aún, como el joven repleto de temores e inseguridades que todavía es. De esta manera, Jon Watts unifica de forma temática los elementos cómicos y dramáticos del film por medio de las distintas relaciones que forjan el carácter del protagonista y, por ende, se enfoca más en la humanidad del mismo, lo que refuerza la empatía del espectador para con él.
Una vez que Mysterio revela sus verdaderas intenciones, en cierta forma lo que sería cuando un mago nos revela su truco, el enfrentamiento y los peligros que devienen de sus planes se intensifican apelando más al nivel actoral de la performance de Gyllenhaal y al virtuosismo visual, logrando un mayor impacto que las enormes secuencias de destrucción masiva en lugares como Venecia o Praga. La secuencia de manipulación ilusoria un tanto lisérgica en la que el villano utiliza todo su dominio del engaño para desorientar a nuestro héroe, pone en juego una serie de imágenes que respiran el peligro que corre el protagonista al mismo tiempo que las distintas ilusiones se abren paso como salidas de gigantes viñetas de historieta, una amalgama entre el vuelo imaginativo y lo sensorial de las peores pesadillas.
De esta manera, Spider-Man: Lejos de casa mantiene, y en ocasiones supera, el carácter humorístico con el que Jon Watts abordó al personaje en su primer film, en esta ocasión haciendo crecer al personaje a través de sus vivencias sin perder de vista que todavía es un chico y debe comportarse, actuar y fallar como tal, y lo hace aprendiendo y equivocándose de las personas que lo rodean y marcan el camino que apenas ha comenzado a transitar. Las ilusiones de lo próximo a venir están presentes y no son parte de un efecto engañoso. Es cuestión de confiar en el sentido arácnido, en la persona que es, para alcanzarlas, sea esto el derrotar a un criminal o invitar a salir a la persona que ama. El director entiende esto y trata a todos los elementos en juego en la vida de su personaje con la misma importancia, guiándolo en su viaje de la forma más divertida posible. Y nosotros, los espectadores, nos sentimos dichosos de acompañarlo y disfrutarlo, sin importar hacia donde nos lleve.