La tercer (¿y última?) entrega del Hombre Araña de Tom Holland es sin dudas la mejor de las tres.
Aún con muchos actores secundarios rodeándolo, Spiderman es el centro de atención. Y cuidado, no es que tenga poca competencia.
Todavía dentro de una trama juvenil, con conflictos adolescentes (que a veces rondan lo ridículo), el desarrollo se disfruta mucho más que en películas anteriores. La comedia siempre fue una parte importante de Spiderman. Y en “No Way Home” es dónde mejor se usa. La dupla MJ (Zendaya) y Ned (Jacob Batalon) que acompaña a Peter Parker funciona. Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) juega su papel en la trama pero no se roba la escena. Y la Tía May (Marisa Tomei) definitivamente toma el rol del “Tio Ben” para ser guía de Peter.
Tal vez lo más flojo sea que el comienzo del nudo del film se da de forma absurda. Sin embargo, el desarrollo y desenlace son realmente buenos.
Visualmente es espectacular, y las escenas de acción son de gran nivel. Los efectos y el CGI están usados a la perfección.
Claro que, sin ningún tipo de dudas, el condimento que hace especial el largometraje es la aparición del multiverso.
Para no entrar en el terreno de los spoilers lo que se puede decir es que la inclusión de cada personaje se hizo de gran forma. El guión los ordena y todo está ajustado para que cada quien tengo su momento. Además, vale destacar que los buenos actores mejoran cualquier película y la inclusión de algunos de ellos eleva el nivel general.
Así que, si decimos que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, “Spiderman: Sin camino a casa” se hizo cargo del legado y cumple entregando un gran espectáculo.