Aceptando que la épica Fase 3 de Marvel tocó altas cimas de emotividad para mucha gente, en lo que fue la culminación de las aventuras del grupo de superhéroes que formaron The Avengers, las películas que se han conocido después de aquellas han tenido que lidiar con una vara extremadamente alta. Como era lógico, la responsabilidad mayor recae en Spiderman que era el personaje más conocido y popular de Marvel antes de que explotara el resto de la banda en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). Spiderman ya había tenido varias películas con dos protagonistas diferentes (Toby McGuire y Andrew Garfield) pero ahora tenía una nueva encarnación, que primero apareció en una de las películas de Los Avengers y después llegó a tener dos producciones. Tom Holland metido en el traje de Hombre Araña tuvo la responsabilidad de protagonizar la primera entrega después de Avengers: Endgame. Los acontecimientos de Spider-Man: Lejos de casa se desarrollaron inmediatamente después de que Tony Stark se inmolara por salvar a la humanidad. Fue una película de tono ligero, con un villano que no estaba a la altura de los que ya se habían visto y en la que Peter Parker no hacía otra cosa que rehuir las responsabilidades que le cabían como superhéroe.
Ahora llega Spiderman: sin camino a casa, que arranca exactamente donde terminaba la anterior y que arrastra en los primeros minutos el mismo tono, pero lentamente va tomando cuerpo otra cosa. Peter Parker (No es spoiler porque se vio en el trailer) acude a ver al Dr Strange (Benedict Cumberbatch) para pedirle un hechizo que haga que el mundo se olvide que él es Spiderman, pero algo sale mal y el solo intento de realizar este hechizo abre puertas a universos paralelos. Ese evento fallido produce que villanos que se participaron de las películas anteriores aparezcan en este universo. Peter, su novia MJ (Zendaya) y Ned se tendrán que esforzar para volver a poner todo en su lugar.
Cualquier cosa que contemos fuera de este arruinaría la experiencia del espectador que va a encontrar en las más de dos horas y media lo que imaginó todo este tiempo. Y un poco más.
Para los entendidos el tema del Multiverso y las realidades paralelas es algo que viene de los comics y que esperaban ansiosos ver en el cine. Esta nueva película de Spiderman es la etapa final de un proceso de maduración que tenía que hacer el personaje al que hasta acá vimos con diferentes mentores y tratando de ser héroe y adolescente al mismo tiempo. Ahora se ve el arco narrativo completo. Claro que para que eso ocurra el personaje deberá atravesar situaciones dramáticas y tomar decisiones personales.
La duración de la película está aprovechada al máximo y el espectador no se va a defraudar, porque en términos de posibilidades, el relato desarrolla todo lo que se podía esperar. Los villanos regresados del pasado hacen su performance, mostrándose en distintas facetas, desde la confusión por volver a la vida hasta el intento de volverse aún más poderosos que los fueron antes. Octupus (Alfred Molina), El Hombre de arena (Thomas Hayden Church), Electro (Jamie Foxx) y sobre todo el duende verde (Willem Defoe), se lucen en una película que está llena de homenajes a la saga pero también de pistas sobre cuál será el futuro del héroe y de la Fase 4.
Spiderman: sin camino a casa es una película divertida y emocionante que vale la pena que se vea en las salas de cine. Y hay que quedarse hasta que terminen todos los créditos porque hay dos escenas extras que no hay que perderse.
SPIDERMAN: SIN CAMINO A CASA
Spider-Man: No Way Home. Estados Unidos/Islandia, 2021.
Dirección: Jon Watts. Intérpretes: Jon Favreau, Marisa Tomei, Benedict Cumberbatch, Tom Holland, Willem Dafoe, J.K. Simmons, Jamie Foxx, Alfred Molina, Benedict Wong, Martin Starr, Angourie Rice, Zendaya y Jacob Batalon. Distribuidora: UIP. Duración: 148 minutos.