Es muy difícil (más con un solo visionado) analizar Spiderman: sin camino a casa desde lo formal. La película es puro sentimiento, amor absoluto hacia el personaje, su legado de 20 años en el cine y, por sobre todo, sus fans.
Asimismo, es la película más spoileada de la historia (debate aparte) y aún así logra sorprender e incluso enaltece las expectativas. Siempre le objeto a Marvel su fórmula y si bien aquí está, hay tantos elementos que queda tapada.
Tiene varias situaciones de drama muy bien llevadas y se hace cargo de todo. El tercer acto es épico a más no poder y en la sala de cine el público vibrará al igual que lo hizo en las escenas clave de Avengers Endgame (2019).
Lo único que lo objeto es el manejo de los tiempos hacia la mitad del film y un par de decisiones raras en cuento la historia.
Amén de eso, Jon Watts hace un impecable trabajo para contar la magna épica que le encargaron. Y Tom Holland logra su mejor interpretación. Llena de más matices al personaje y nos deja con un futuro muy promisorio (por la nueva trilogía ya anunciada).
El resto que hay que hablar si o si es spoiler y aunque ya se sabe, aquí no será escrito. Es para vivirlo (y llorar) en el cine.