Ante todo sepan que en esta crítica de Spider-Man: Sin camino a casa no habrá spoilers. Bastante cuentan los trailers. Hay guiños o bromas que los fans de la primera (o de la segunda) hora disfrutarán, se les escapará alguna lágrima… Imperdible.
Habrán notado que las películas de Marvel no son producciones independientes entre sí. No hace falta reunir a todos los personajes en una película con la palabra Avengers en su título para darse cuenta. Sí: últimamente, más que películas, son como episodios de una saga de un ciclo sin fin, que nos mueve a todos.
Ya aprendimos que en el Universo de Marvel cualquiera -sí: cualquiera- puede morir, y también que lo que nos podía parecer impensable puede suceder.
Y si el chasquido de Thanos y el Blip fue un antes y un después en la historia y las tramas del Universo Cinematográfico de Marvel, con el agregado de que hubo personajes -y personas- que desaparecieron de la faz de la Tierra y luego “revivieron”, el multiverso que propone Spider-Man: Sin camino a casa no es nuevo.
El encuentro de realidades alternativas no es una novedad con el Hombre Araña, y menos aún si los fans recuerdan Spider-Man: Un nuevo universo, el largometraje que hace tres años ganó el Oscar al mejor filme de animación. En él confluían varios Hombre Araña.
Y a estas alturas queda claro que, de no ser porque Christopher Nolan (director de El origen y Tenet) odia las películas de superhéroes, el realizador de la trilogía de Batman parecería de los más indicados para dirigir estas producciones en las que los universos y las realidades alternativas confluyen.
La película arranca donde terminaba la anterior. En las afueras de la Penn Station en Manhattan, J. Jonah Jameson (J.K. Simmons) editor del Daily Bugle (El Clarín, en la traducción) difunde que Peter Parker (Tom Holland) es Spider-Man. Ya sabemos lo sensacionalista que es Jameson, que llega a tildar de “criminal de guerra” al estudiante, que junto a su amigo Ned (Jacob Batalon) y su novia MJ (Zendaya) no logra ingresar a ninguna universidad.
Aquello de que no importa si se habla mal o no de una persona, sino que se hable, no les juega a su favor.
Así que Peter va a Greenwich Village y acude al Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que lance un hechizo que logre que su identidad vuelva a ser secreta. Algo no sale del todo bien, y los que vuelven o llegan a la realidad de este Peter Parker son los villanos de las películas anteriores.
Que vengan de a uno... O de a varios
Sí, los que ya vieron en el trailer: el doctor Octopus (Alfred Molina), El Duende Verde (Willem Dafoe), Electro (Jamie Foxx), Sandman o el Hombre de arena (Thomas Haden Church) y el Lagarto o The Lizard (Rhys Ifans).
Pero aquellos villanos con los que se enfrentaron otros Spider-Man -los que encarnaron Tobey Maguire y Andrew Garfield- no eran malos por naturaleza, sino que tuvieron una mutación que, así como Peter se convirtió en lo que fue, ellos se volvieron monstruos.
Strange está listo para devolverlos a sus líneas de tiempos, realidades paralelas o como quieran decirles, pero es allí cuando Peter le dice que no. Que antes de enviarlos de regreso -¿recuerdan cómo murieron algunos?- decide “curarlos”.
Esto ya de por sí es un cambio rotundo, porque antes que la venganza prima la redención. Se reconoce que los villanos tienen un costado “bueno”, y antes que eliminarlos, Peter los quiere “salvar”.
La vida de los superhéroes no es sencilla, y ya sabemos de memoria que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Desde perder a un familiar de la peor manera, tener que sacrificar el amor de su vida, hasta lo que fuera, ser Peter Parker, en cualquiera de las dos versiones cinematográficas anteriores a ésta que protagoniza Tom Holland, no ha sido fácil.
Si esto de salvar a la humanidad, día tras día, trae exigencias y los pone a prueba a los superhéroes, imaginen si un Hombre Araña tiene que lidiar no con uno o con dos supervillanos, sino con cinco.
No lo imaginen más, y vayan a ver Spider-Man: Sin camino a casa. la van a disfrutar. Y no se levanten de sus butacas ni cuando arrancan los créditos finales, ni cuando terminen. Porque la película sigue, porque Spider-Man: Sin camino a casa no es independiente de nada y, por lo que se ve, ningún personaje va a seguir su derrotero a solas.