Dirigida por Jon Watts esta entrega, sin dudas, es la mejor de todas las películas de Spider Man estrenadas hasta ahora. Por varias razones, sin spoilear nada voy a decir que el elenco reunido es sencillamente espectacular. Situada en Nueva York, cuenta con un guion sólido, nada está fuera de lugar. Con efectos visuales impecables, la historia de Peter Parker (Tom Holland) de 17 años muestra el momento en el que todo se sale de control cuando Mysterio descubre la verdadera identidad de Spider Man. A partir de allí todo es caos. Ni en su casa con la Tía May (Marisa Tomei, brillante) ni con su novia Michelle Jones, "MJ" (Zendaya) o con su mejor amigo Ned Leeds (Jacob Batalon) encuentra paz. Es LA noticia del momento y lo convierte en el villano en cuestión. Por esto, se acerca al Dr. Strange (Benedict Cumberbatch, gran aporte) para que éste haga un hechizo para que la gente lo olvide. La magia trae personajes de otros universos del pasado, pero con fundamento, ninguno está ahí porque sí. Aunque sea breve, el personaje en cuestión tiene que ver con la dinámica que se plantea. Hasta acá, porque hay que verla y sorprenderse. No faltan escenas de acción con los clásicos vuelos; es divertida, la banda de sonido es muy buena, tiene un ritmo sostenido que jamás decae, y algo que hay que remarcar, es EMOTIVA. Muchas escenas los van a sacudir, sean fanáticos de Spider Man o no. Imposible ser indiferente a la propuesta. Tengan en cuenta que hay 2 (sí, dos) escenas post-créditos que abren puertas a lo que vendrá en este maravilloso universo. Y el segundo consejo, traten de verla en la sala más grande posible.