100% Comiquera
¿Cuántos Spider-Man se necesitan para salvar a Nueva York? Al parecer más de uno y, no, no es ese que se les viene primero a la cabeza.
Digámoslo de una: “Spider-Man: Un Nuevo Universo” (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) es a Marvel, lo que “LEGO Batman: La Película” (The Lego Batman Movie, 2017) es para DC, y no, no es casualidad que detrás de estas dos películas superheroicas tan particulares encontremos a los mismos responsables. Phil Lord y Christopher Miller son los “niños rebeldes” del séptimo arte, esos que decidieron jugar con las propiedades más valiosas de la industria sin pedir disculpas por las irreverencias que están dispuestos llevar a la pantalla. Claro que no siempre los dejaron cumplir con sus objetivos, pero éxitos como “La Gran Aventura Lego” (The Lego Movie, 2014) y la mencionada aventura del arácnido, les dan la derecha.
La dupla que no pudo hacerse cargo de “Han Solo: Una Historia de Star Wars” (Solo: A Star Wars Story, 2018) -y ahora nos morimos de ganas por ver su versión- está detrás de esta nueva incursión en el universo del superhéroe adolescente. El guión les pertenece (aunque Miller no esté acreditado), además del impulso (y la producción) de para llevarlo a la pantalla grande en formato animado.
Tom Holland será el nuevo Peter Parker del Universo Cinemático de Marvel (MCU), pero los derechos del personaje todavía tienen custodia compartida con Sony Pictures, lo que le permite al estudio jugar con este mundillo comiquero, incluyendo cosas como “Venom” (2018) y los multiversos del Hombre Araña. Por ahí viene esta aventura animada que, después de incontables versiones de Parker, decide presentar en sociedad a Miles Morales, la última encarnación de este héroe (mitad latino, mitad afroamericano), que trae diversidad, inclusión y originalidad a un presente sociocultural totalmente dispuesto a abrirle los brazos y el corazón. ¿Por qué? Porque ya nos cansamos de Peter Parker y su eterna “historia de origen”.
Ups, de eso hay un montón en “Spider-Man: Un Nuevo Universo”, pero por este lado viene el “chiste” de la película dirigida por Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, gente casi debutante que, en muchos casos, tiene más afinidad con el departamento de arte que con la dirección y el guión, acá pergeñado entre Lord y Rothman.
Nueva York tiene a su héroe, Spider-Man (voz de Chris Pine), quien viene luchando contra el crimen desde hace una década. Entre sus fans está el joven Miles (Shameik Moore), adolescente hiperquinético y con un alma artística que no se adapta muy bien que digamos a su nueva escuela privada en Brooklyn, alejada de sus amigos del barrio y de su familia. Para contrarrestar la inconformidad y el elitismo que lo rodea, Miles busca los consejos de su tío Aaron (Mahershala Ali), quien parece comprenderlo mejor que su propio padre, un oficial de policía que acata las reglas y no ve con buenos ojos las intervenciones del arácnido.
La dupla sale por las abandonadas vías del subterráneo en busca de una pared en desuso para que Miles pueda dejar escapar su arte grafitero. Ahí, entre los desechos tóxicos de Alchemax, al pibe lo pica una araña radioactiva, un hecho al que, de entrada, no le presta importancia. Pero ya sabemos cómo son estas cosas, y a la mañana siguiente el jovencito se despierta con unas cuantas habilidades adquiridas y la menor idea de qué hacer con ellas.
Eso va a doler mañana
Su mejor idea es volver al lugar para tratar de encontrar al espécimen que lo mordió, pero en cambio se cruza con un laboratorio secreto perteneciente a Wilson Fisk (Liev Schreiber), a punto de poner en marcha un acelerador de partículas que, se sabe, no augura nada bueno. Por suerte, Spidey llega para salvar el momento, o no, ya que el aparato logra hacer algunos estragos.
Nos vamos a detener acá porque a partir de este punto la historia entra en terreno de spoilers pesados. Lo único que vamos a decir es que Miles debe aceptar la responsabilidad de convertirse en el nuevo salvador de la ciudad, y encontrar la manera de detener los planes del villano. Por suerte, no está solo, y en un CONFUSO episodio va a tener la ayuda de Peter B. Parker (Jake Johnson), Gwen Stacy (Hailee Steinfeld), Spider-Ham (John Mulaney), Peni Parker (Kimiko Glenn) y Spider-Man Noir (Nicolas Cage),los respectivos héroes de sus propios universos que vinieron a parar a la realidad de Morales tras la primera prueba del acelerador.
Todos deben regresar a donde pertenecen antes de que Fisk vuelva a intentar encender el aparato, pero primero van a ayudar al jovencito a cumplir su promesa y, de paso, aceptar el papel de superhéroe que la historia le tiene asignado.
Hasta acá, parece una película de origen que ya vimos una y mil veces, pero “Spider-Man: Un Nuevo Universo” va un poco más allá y se la juega desde el humor, la intertextualidad y una estética visual que no nos deja olvidarnos de que este es un relato 100% comiquero.
Instinto arácnido
Los realizadores y su increíble equipo técnico mezclan texturas, colores y sonidos para destacar cada uno de los escenario (muchas veces reconocibles) de la ciudad, y mucho más a sus disímiles protagonistas, provenientes de estilos que, en teoría, no deberían combinarse en la pantalla, de ahí la irreverencia de un film que no conoce fronteras a la hora de sus imágenes.
La originalidad del argumento no se queda atrás, y aunque no todos los personajes tienen la misma prioridad y muchos de ellos apenas disfrutan de unos minutos de pantalla, este disfuncional grupete de superhéroes trabaja a la perfección para cumplir su objetivo y guiar el camino iniciático de Miles, una de las encarnaciones superheroicas más sensibles y genuinas que se hayan visto, sin necesidad de solemnidad o de una catarata de chistes que lo acompañen. La historia sabe encontrar su equilibrio y poner a Morales en el centro y adelante, siempre con la tutela de los que más saben, ya sean otros héroes, un Peter Parker baqueteado sin muchas ganas de ser mentor, o unos padres que quieren lo mejor para su hijo, pero también que exprese su individualidad. Miles no deja de ser un nene que actúa como nene, una cualidad que no siempre se puede traducir en las versiones live action.
Una genial banda sonora (qué bien le sienta el hip-hop a las adaptaciones comiqueras) y un gran abanico de héroes y villanos con motivaciones hace de “Spider-Man: Un Nuevo Universo” uno de los mejores exponentes el género. Una aventura cargada de acción y los mensajes correctos que logra cautivar a niñitos de todas las edades. Lo único en contra son algunas decisiones estéticas como el abuso del fuera de foco para jugar con las perspectivas que, en muchos casos, desluce unas imágenes bellísimas que pueden intentar ser hiperrealistas, o irse al otro extremo para juguetear con lo onírico y lo surrealista, las formas, o el estilo de las viñetas.
Píntalo de negro
Ninguna versión del arácnido se queda afuera de esta locura animada y queda bien en claro que esta es la historia de inicio para Miles, quien todavía puede cruzarse con otros compañeros del multiverso. El éxito comercial de la película, y esa escena post-créditos, dejan bien en claro que más allá de Marvel/Disney hay Spider-Man para rato.