Un collage que remite a las historietas incluso de modo literal y divierte al espectador con una gran cantidad de juegos visuales y gráficos.
Esta no es una película más de superhéroes, ni es una película más de animación, sino un verdadero experimento con ambos géneros. Del primero, toma las posibilidades que tiene –lo humorístico, lo épico, lo absurdo– y las confronta en una multiplicidad de personajes. Del segundo, juega con sus capacidades para pasar de lo realista a lo caricaturesco.
El resultado es un collage que remite a las historietas incluso de modo literal –hay viñetas directas en pantalla– y divierte al espectador con una gran cantidad de juegos visuales y gráficos: en ese sentido, se trata de una película completamente experimental nacida en el corazón más comercial de la industria, algo rarísimo.
En cuanto a la historia, es la de un adolescente enfrentado a lo gigante que es el mundo, es decir el tema base de Spider-Man, y la forma visual animada y juguetona refleja –esto es algo poco habitual, también– la manera como el protagonista, un afro/latino/americano ve lo que lo rodea.
Dicho de otro modo: lo que vemos a veces es infantil hasta lo absurdo (Spider-Ham, el chancho araña satírico que es parte del Universo Marvel, créase o no) y a veces muy adulto e incluso oscuro. Aunque lo luminoso y juguetón predomina. Una película más extraña de lo que parece, incluso aunque esté –conscientemente– llena de clichés.