Grata sorpresa resulto ser “Spider-Man: Into The Spiderverse” no solo por su frescura e inventiva a nivel técnico y su elenco de lujo para atravesar la gran tarea, sino porque también resulta un producto novedoso a nivel narrativo respecto de las fórmulas seguidas por los films de superhéroes.
La nueva entrega de Spidey, uno de los personajes más queridos de Marvel Studios, fue producida por Sony Pictures Animations, la empresa de productos nefastos como la película de “Emoji” (2017) y las tres películas de “Los Pitufos”, pero también de propuestas más originales y atractivas como “Lluvias de Hamburguesas” (2009) y “Hotel Transilvania” (2013). Luego del complicado 2017 y su pobre apuesta para representar el mundo de los emoticones y las caritas de los chats tuvieron un buen repunte con “Peter Rabbit” (2018), “Hotel Transilvania 3” y la cinta que aquí nos reúne que ya cosechó algunos premios entre ellos el Globo de Oro a la Mejor Película Animada, posicionándose como la favorita a repetir galardón en la próxima entrega de los Oscars.
El largometraje fue dirigido por un trío que viene del ámbito de la animación, la escritura y el departamento de arte, mostrándonos por qué el resultado excede las expectativas en los tres niveles. Quizás de los tres el único que tiene experiencia dirigiendo es Peter Ramsey, que fue el encargado de realizar “El Origen de los Guardianes (2012)”, aquella entretenida propuesta que imaginaba una especie de Liga de la Justicia entre personajes como El Conejo de Pascua, Papá Noel, El Hada de los Dientes, entre otros. Otro dato no menor, es que Phil Lord (“La Gran Aventura de Lego”, “21 Jump Street”) es el encargado de escribir el guion de la película junto con uno de los directores, Rothman, que ya había trabajado con en el guion de “22 Jump Street”. Phil Lord parece ser otro de los directores del momento (junto con su habitual codirector Chris Miller, que en esta oportunidad solo oficia como productor) y lo demuestra nuevamente con el estupendo trabajo que realizó en el libreto de “Into The Spiderverse”.
La obra cuenta la historia que transcurre en un universo paralelo o alternativo donde por un experimento realizado por el mafioso Wilson Fisk (más conocido como Kingpin) colapsan varios universos, haciendo que haya más de un Spiderman en el mismo espacio-tiempo. Un joven de secundaria llamado Miles Morales es picado por una araña radioactiva, convirtiéndose en el Spiderman más reciente que deberá ser entrenado por el viejo Peter Parker para ser un mejor héroe para salvar el universo junto a él y otras versiones del arácnido más famoso de New York. El Spiderverse unirá fuerzas para derrotar a Kingpin y sus secuaces y así poder volver a sus realidades antes de que sea demasiado tarde y colapsen los universos.
Lo más interesante de esta propuesta comiquera radica en su decisión de evitar todo tipo de cliché superheroico para realizar uno de los homenajes más logrados al mundo de las viñetas. Parece contradictorio pero no lo es, la estética y su extravagante aspecto visual hacen que parezca que nos encontramos ante un comic de papel, todo esto acrecentado por el hecho de que por momentos los personajes hablan o piensan y aparecen los recuadros y los globitos, al mismo tiempo que se nos expone una textura que recuerda al formato físico de las historietas y, a su vez, con una animación extremadamente cuidada que opta por una animación a 12 frames por segundo en lugar de los habituales 24. De esta manera, querían eliminar el desenfoque de movimiento y conseguir posturas más elegantes. Igualmente, para ello tuvieron que desarrollar un software nuevo que pueda “suavizar” esas posiciones intermedias entre los cuadros, ya que ciertas figuras, fluidos y materiales se apoyan en el movimiento constante y para ello tuvieron que compensar lo que ganaban en el aspecto estético con un desarrollo de nuevos programas de computadora. El resultado queda demostrado en pantalla con un tremendo look visual que contribuyen a construir esta fantástica historia.
Si nos ponemos a pensar, si bien hay varios seres arácnidos, el protagonista es solo uno, Miles Morales, y la narración no solo se desarrolla en torno a su persona en lo que parece ser un coming of age, sino que también se muestran las inseguridades del traspaso de la adolescencia al mundo adulto y a las responsabilidades. Está la esencia del personaje pero llevada a un extremo maravilloso donde se establece que cualquiera se puede poner la máscara si se atreve a realizar el salto y asumir el compromiso sin ningún tipo de prejuicios.
Otro aspecto extraordinario del relato está dado en los personajes que acompañan a Miles Morales y a Peter Parker, que para preservar la sorpresa del espectador prefiero no detallar. Es digno de mención que cada personaje no solo tiene su atuendo o traje con colores particulares sino que también tienen su huella visual y sonora, cada rol utiliza ciertos tonos y colores (tanto en trazo y diseño como en iluminación) y ciertos rasgos musicales propios que contribuyen a crear la identidad de cada uno. Si bien hay varios interlocutores, algo que hace exquisitamente la narración es concatenar y darle a cada individuo su tiempo de pantalla correspondiente para tener mayor profundidad (algo en lo que fallaron otros relatos del héroe arácnido como por ejemplo “Spider-Man 3” y “The Amazing Spider-Man 2”).
Respecto al elenco, no hay nada que objetarle, ya que es impresionante y se encuentra perfectamente casteado cada personaje con su rol. Morales está interpretado por Shameik Moore (“The Get Down”) y está muy bien secundado por Jake Johnson (“New Girl”, “Jurassic World”) como Peter B. Parker. Completan el elenco Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Lily Tomlin, Zoë Kravitz, John Mulaney, Kimiko Glenn, Nicolas Cage, Kathryn Hahn, Liev Schreiber, Chris Pine, Jorma Taccone y Lake Bell.
“Spider-Man: Un nuevo universo” es una de las mejores producciones que se nos ofreció en materia de superhéroes en los últimos tiempos. Un trabajo destacado a nivel narrativo y técnico que se nutre de la iconografía comiquera, una inventiva sin fin, un espíritu cómico que otorga gag tras gag continuamente, un uso destacado del metalenguaje y una acertada forma de evitar los clichés de las películas de origen. Un divertimento asegurado para fans y no fans de todas las edades. Corran a ver el Spiderverse si quieren ver algo innovador.