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Uno pensaría que a esta altura ya está todo dicho con respecto al cine de superhéroes. Se los ha celebrado, criticado, reconstruido y hasta parodiado durante las ultimas décadas, en la que el subgénero ha copado no solo las taquillas mundiales sino también el marco del mainstream con las producciones de Marvel y DC a la cabeza. Y ni hablar de un personaje como el Hombre Araña, que ya fue reseteado infinitas veces y tuvo tres actores diferentes. ¿Había algo nuevo y original que decir sobre el arácnido a esta altura? ¿Era necesario un nuevo reboot, esta vez en forma animada? ¿No estamos hartos de que se estrene una película de superhéroes casi todas las semanas?
Por suerte el cine de vez en cuando nos depara agradables sorpresas, y vaya si Spider-Man: Un nuevo universo lo es. Porque si bien se inscribe en el género de superhéroes, hay que reconocer que no existe nada que se le parezca, ya sea en términos visuales como narrativos. La animación de Spider-Man: Un nuevo universo es de una creatividad y un ingenio casi nunca visto en el cine de este tipo. Con un estilo que mezcla la rugosidad propia del panel de un cómic (onomatopeyas incluidas) con la estilización exagerada del anime fundidos en el arte callejero del graffiti, la película ofrece una paleta de colores y estilos que explotan en la pantalla a cada segundo. Imaginen un film de superhéroes dirigido por Banksy y tendrán una mínima idea del grado de locura visual que es desplegado en la pantalla.
Al contar la historia de Miles Morales, un joven puertorriqueño de Brooklyn que no solo recibe la picadura que lo convierte en Spider-Man sino que descubre que existen universos paralelos donde hay varias versiones del personaje (entre ellas un Spider-Man detective en blanco y negro que se mueve en el mundo del noir y un Spider-Chancho salido de una caricatura de los Looney Tunes) el guion escrito por Rodney Rothman y Phil Lord (el mismo de La gran aventura Lego) les permite moverse dentro del terreno propio del género (aquí también hay que salvar al mundo de un villano con una máquina mortal), pero al mismo tiempo mofarse un poco del Hollywood actual con su manía de reciclar y redireccionar sus franquicias populares hasta el hartazgo. Que lo hayan hecho sin dejar de lado el corazón, consiguiendo que nos importe el viaje de autodescubrimiento que atraviesa Miles, es un mérito difícil de lograr. Pero lo más importante es que Spider-Man: Un nuevo universo va a servir de inspiración a muchas nuevas generaciones de realizadores y creativos, que se verán motivados a pintar, dibujar y crear nuevas formas y estilos de arte. Esa hermosa sensación que se tiene cuando uno descubre que el medio todavía posee formas nuevas de contarnos las historias de siempre.