Audacias, sinsentido y humor corrosivo
Luego de darse cuenta de que los ahorros que supuestamente venían guardando para irse de vacaciones fue dilapidado en juergas de todo tipo, un grupo de chicas universitarias decide que no se quedarán sin su "spring break". Asaltan un bar con pistolas de juguete y un martillo, consiguiendo una pequeña fortuna que las lleva directamente a las playas de la Florida, donde inspiradas por su acto ilegal se arrojan sin tapujos a los más sórdidos y divertidos abismos del descontrol adolescente. La diversión termina cuando son detenidas por la ley, debiendo presentarse ante el juez en bikini. Cuando las vacaciones parecen totalmente perdidas, un misterioso sujeto llamado Alien, todo un rapper gangster, les paga la fianza y las invita a compartir su vida criminal.
No tiene sentido buscarle lógica a este delirio contado de modo apenas coherente por Harmony Korine (conocido sobre todo por el guión del film de culto "Kids"), que parece haber concebido todo el asunto como una especie de ensoñación más abstracta que realmente narrativa. Simplemente hay que dejarse llevar por las imágenes minuciosamente audaces sin preocuparse por analizar el sinsentido argumental, ya que sería un grave error tratar de ver "Spring Breakers" como si fuera algún tipo de crudo retrato de juventud descarriada. Korine arma una suerte de videoclip extra large burlándose un poco de la estética de los programas de canales de cable como MTV o E! sobre juergas y descontrol, incluyendo también la estética de los artistas/delincuentes del rap, ya que el hampón interpretado por James Russo es un personaje tan o más caricaturesco que las chicas descarriadas.
Todo esto redunda en algo así como un ejercicio de estilo en desmadres de todo tipo y calibre, aunque obviamente las escenas de sexo, drogas y música tecno (con más de una pizca de Britney Spears) son tan desenfocadas como todo lo demás. Entendiendo que las situaciones están especialmente diseñadas para desafiar toda corrección política, por momentos lucen como si les hiciera falta un director realmente atrevido, tipo Abel Ferrara, para que la cámara explore en serio los climas de sordidez y violencia. En todo caso, lo que no se puede discutir es que "Spring Breakers" es más que nada un desafío estético y conceptual, que tiene a su favor un corrosivo y constante sentido del humor. Todo esto con imágenes formidables, gentileza del director de fotografía Benoit Debie, y un soundtrack sin desperdicio a cargo del músico de los films de Steven Soderbergh, Cliff Martinez.