Originalidad pese a ciertas reiteraciones
El mayor mérito de “Spring Breakers. Viviendo al límite” es su originalidad, lo que no necesariamente significa que nos encontremos ante una obra mayor. Algunas críticas incluso llegan al límite de señalarla como potencial película de culto, apreciación que este cronista no comparte totalmente. Hay excesivas reiteraciones comenzando por el título original, el “Spring Break”, algo así como las cortas vacaciones previas a las de verano en los Estados Unidos, término que se deja oír repetida e innecesariamente.
Por otra parte, el hilo argumental es algo débil aunque se ve compensado con imágenes no habituales en otros films con personajes juveniles, donde prolifera lo escatológico. Afortunadamente aquí no abunda ese tipo de derivación tan frecuente y en cambio hay una buena proliferación de desnudos sin llegar al porno.
La historia entonces es muy simple al presentar a cuatro jóvenes universitarias que deciden pasar unos días en el estado de Florida. La falta de fondos las lleva a asaltar un bar pero una vez en destino tienen la mala suerte de terminar en prisión, apenas cubiertas por sus bikinis.
Allí comienza otra historia cuando sorpresivamente son excarceladas mediante el pago de fianzas. Sorprendidas comprueban que quien ha tenido el gesto liberador es un personaje (James Franco) que se hace llamar “Alien”. Y de hecho el mote le cuadra bien ya que tiene una dentadura metálica que justifica su afirmación cuando les dice que: “en verdad no soy de este planeta, miren sino mis dientes”.
Se trata en realidad de un timador, que parece vivir de la venta de las drogas y que además se considera un “rapero”. Se autocalifica como un G (gangster) con el corazón de oro y con mucho dinero (dólares se ven en abundancia durante todo el film, irónicamente algo que en nuestro país no parece abundar…)
Luego de que una de las jóvenes, la más apocada, de apropiado nombre Faith (Selena Gómez) decide retornar a su hogar las tres restantes protagonizan en la casa de Alien un episodio violento. El mismo sin embargo no tendrá las consecuencias que más de un espectador podría haber vislumbrado. Muy por el contrario, el vínculo de las chicas con su protector se afianza aunque poco después habrá una segunda partida de otra de las jóvenes (Rachel Korine, esposa del director del film) luego de recibir una herida de bala en un brazo.
Las dos restantes jóvenes (Vanessa Hudgens, Ashley Benson) protagonizarán aún algunas escenas algo “hot” en la piscina con Alien. Le espetarán repetidamente que es un cobarde y le preguntarán, en forma reiterada, si tiene miedo del ex socio. Y conducirán a una escena final bien resuelta que muestra que Harmony Korine, aún con altibajos, posee un estilo original que lo diferencia de otros directores más convencionales. La música de Cliff Martinez, habitual colaborador de Steven Soderbergh, es otro punto alto a lo que se agrega el inteligente uso de “Everytime”, una famosa canción que forma parte del repertorio de Britney Spears.