Hay posturas muy contrapuestas en relación a éste filme: quienes la defienden a ultranza y quienes la detestan por definición. Ello se debe a que algunos, no todos, de los primeros puedan quedar subyugados por la estética videoclipera exacerbada, sobre todo del inicio, en tanto para los segundos se les presentan idea sin desarrollar, sólo se las muestran, y eso no alcanza.
Pero hay otra variable puesta en juego y tiene que ver con los malos entendidos en el cine, lo que no es nuevo, pues en 1978 se estrenaba en la Argentina “Fiebre de sábado por la noche”, de John Badham, que hizo saltar a la fama, y encasilló como bailarín durante mucho tiempo, a su protagonista John Travolta. El punto es que esa producción constituía una dura critica a la vida hueca de la juventud de entonces, cuyo único objetivo estaba en función de poder ir a bailar los sábados por la noche, pero el publico en general quedo subyugado por la música, los colores, las luces de los boliches, y Tony Manero, el personaje protagónico, paso a ser un modelo de cómo moverse, cómo vestirse, y como dirían los Les Luthiers “el que piensa pierde”.
Treinta y cinco años después somos testigos del profundo deterioro de la cultura en caída libre, sin red, y esta producción pasa a ser toda una excusa que quiere mostrar cómo los excesos a veces no pueden ser limitados y, como la misma palabra lo indica, el desborde puede traer consecuencias nunca pensadas.
Cuatro amigas que se van de vacaciones de primavera, a Miami, algo así como los viajes de egresados a Bariloche de los adolescentes argentinos, más específicamente porteños, pero que en el caso que nos ocupa entra en juego la delincuencia, la promiscuidad, la droga, y todos los etcéteras que quiera agregarle.
El registro impuesto por el director va acorde a lo narrado, todo desenfreno busca crear una serie de sensaciones y emociones a través del poder de la imagen. El problema es que en la resolución, y sólo a partir del fin del cuento, no termina de entenderse qué quiere ejemplificar, qué intenta decirnos, pues sino pretende decirnos nada, limitándose a mostrar por mostrar, se corren serios riesgos de tener un futuro posible, recordemos que el target del mismo es la juventud, “divino tesoro”.