Si amaste Proyecto 43 y todavía estás batallando con el acné seguramente no vas a querer dejar pasar este estreno.
Para los que busquen sentarse en una sala a ver una buena película la experiencia puede ser diferente.
Spring Breakers es un ejemplo contundente que el cine norteamericano independiente también puede ofrecer basuras infumables. Siempre se le pega desde los medios a los grandes estudios de Hollywood, pero las propuestas del “cine arte” o el “otro cine”, como suele etiquetarlo la crítica tilinga, a veces no se quedan atrás.
Harmony Korine se hizo famoso en los años ´90 al escribir el guión del film Kids, realizado por Larry Clark, que fue una producción interesante en su momento.
Luego pasó a dirigir sus propios proyectos donde brindó un catálogo de títulos impresentables, que carecían de creatividad y contenido como Gummo, Julien Donkey Boy y Trash Humpers, que fueron apañadas por la prensa snob en los festivales de cine.
Uno al ver su nuevo trabajo tiene la sensación que el mundo evolucionó, los espectadores crecimos, pero Korine se quedó estancando en el tiempo haciendo lo mismo que en los ´90.
Spring Breakers es uno de sus trabajos más estúpidos hasta la fecha que tiene cierta coherencia (debo reconocerlo también) con lo que es su filmografía en general.
Acá estamos ante un film 100 por ciento Korine.
Es decir, una película hueca con personajes descerebrados y aburridos que intenta ser rebelde y busca emular sin neuronas el cine de Terrence Malick.
Spring Breakers pretende ser una crítica a la cultura adolescente yankee de estos días, lobotomizada por MTV y modelos sociales como Paris Hilton y Lindsay Lohan, pero no funciona porque se hunde en su propia estupidez e incompetencia para abordar esta cuestión.
La trama presenta un argumento aburrido donde el nivel de idiotez llega a su punto máximo en el inverosímil tiroteo con el que el director cierra la trama.
No hay un desarrollo de los personajes, a los que nunca se llega a conocer y el conflicto que se desata entre dos pseudo gánsgters pedorros es pobrísimo.
Por otra parte, no es un dato menor que Selena Gómez sea la única figura que brinda una interpretación decente. James Franco y su personaje sobreactuado tampoco aporta demasiado y Vanessa Hudgens, desde su debut en High School Musical ya demostró que la actuación no es lo suyo. No hay sorpresas por ese lado.
La narración redundante de Korine en este film es un desastre, donde utiliza diálogos e imágenes que se repiten sin ninguna finalidad. Tampoco hay suspenso o momentos graciosos.
Si por lo menos la película tuviera algún comentario social que permitiera una discusión, como lo tuvo Kids en su momento, o algún elemento controvertido tal vez sería más aceptable, pero Spring Breakers es una historia hueca que se limita a satisfacer el ego de su director.
Explicame que virtud artística tiene repetir una y otra vez montajes de adolescentes descerebrados consumiendo cocaína en pelotas o una escena de casi dos minutos donde James Franco chupa el caño de un revólver emulando una felatio.
¿Ese es el cine independiente cool con contenido?
La verdad que para hacer esto Korine debió filmar un corto y ahorrarnos los 93 minutos de tedio.