El eslabón encontrado
Con mucho de aquellos viejos y bellos films de antaño, en donde la aventura proponía un viaje hacia lugares inimaginados, Sr Link (Missing Link, 2019) de Chris Butler (ParaNorman 3D) desarrolla un relato sobre la pasión, la amistad y el trabajo en equipo, a la vez que reafirma a los estudios Laika como uno de los pilares de la animación mundial.
El “chanta” Lionel Frost (voz de Hugh Jackman en el original) recibe la curiosa propuesta de encontrar bajo la presentación de algunas evidencias al eslabón perdido, en medio de la inmensidad de nieves lejanas. A regañadientes, pero sabiendo que el ingreso de dinero le permitirá tapar varios agujeros que tiene en su tambaleante economía, se embarca en la travesía.
Para no revelar muchos más detalles, el eslabón perdido aparece, y como Edgar Rice Burroughs hizo con su Tarzan, se lo intentará disfrazar a pesar de su aspecto desafiante, dimensiones y enorme altura, de un ser que llega a la ciudad como cualquier otro e introducirlo en la sociedad como alguien más, sin particularidades.
Como en las producciones anteriores de estos estudios, el mensaje que comienza a emerger de esta propuesta, que no deja de utilizar estereotipos y canciones para reforzar ideas, sin jugar con trazos gruesos, es la de permitir entender al otro como un vehículo para exorcizar miedos propios y subjetividades.
Ante la imagen de “chanta” con la que se construye a Frost, se le contrapone la impecable presencia de Link, un ser que si bien estuvo habitando en soledad durante años, la civilización que se aprehendió le posibilita una integración armónica hasta cierto punto, algo que, más allá de la comunicación, desnuda la imperante necesidad del hombre blanco por avanzar y arrasar aquello que no comprende.
El guion de Chris Butler revoluciona su estructura a partir de revertir las cargas sobre sus personajes, y a diferencia de producciones animadas similares y recientes como Pie pequeño (Smallfoot, 2018), que también exploran el mito del hombre de las nieves, en esta oportunidad la calidez y carisma con la que envisten a Link (voz de Zach Galifianakis en el original), supera cualquier previsibilidad sobre la trama y su narración, dotando al personaje de una inteligencia y sabiduría única la que obviamente, lo mantuvo a salvo hasta el momento.
La paleta de colores escogida por el realizador y animador, entre cálidos y fríos, pero predominando los fríos y negros, permite que ante el avance de Link en la vida de Frost, se construya un relato pleno de valentía y tesón, de transformación y necesarios cambios, para que luego en su finalización, cualquiera de las decisiones que tome Link sobre su vida y lugar de vida final, no sorprenda al espectador y la calidez se expanda.
El equívoco en Sr Link, tan imprescindible de la aventura, como también del vodevil, resuena en cada escena de esta película animada con un humor único que no prejuzga a sus espectadores, ofreciendo calidad en un producto pensado para disfrutar en familia.