Trilogía consolidada.
Las terceras partes son el verdadero talón de Aquiles de toda saga. Sin importar el género, desde El Padrino de Coppola hasta las Spiderman de Rami, las trilogías son una prueba difícil de superar y esta franquicia no estaba exenta del desafío.
Star Trek alcanzó su punto máximo en la continuación: Into the Darkness. Si a ese hecho se le agrega que J.J. Abrams relegó la dirección de la tercera entrega, entonces las chances de que este nuevo capítulo estuviera a la altura de las expectativas eran verdaderamente bajas. Sin embargo, Justin Lin supo sentarse en la silla del director y replicar lo que veníamos viendo sin necesariamente caer en la monotonía. Por supuesto que es otro estilo de dirección y, en esta oportunidad, el debutante prefirió enfocarse en la acción más que en una historia sumamente elaborada. La decisión, según mi criterio, fue la correcta. Lin le escapó a los riesgos típicos de las terceras partes: el exceso de pretensiones, y puso el foco en el entretenimiento y la interacción entre los personajes.
Beyond consolida la trilogía de Star Trek con una historia de escasa narrativa pero brillantemente ejecutada, tanto en lo cinematográfico como a nivel guion. Es una película muy divertida, bien contada y que sabe repartir el protagonismo entre el reparto. No es el mejor episodio de la saga, pero es uno que vale la pena ver.