Deus Ex Machina: la Película. En general siempre he defendido la nueva trilogía de la Guerra de las Galaxias – con todo lo reciclado, lo bueno y lo malo – porque estaba salpicada de momentos emocionantes, cosa que la trilogía de precuelas (aclaro!) by George Lucas (a) “el Padre de Todo” siempre careció debido a su pésima escritura y desarrollo de personajes. Y siempre he amado a Rey, no sólo por el carisma y la sensibilidad de Daisy Ridley para con el papel, sino por los retos emocionales que le suponía el camino desde chatarrera a suprema Jedi de toda la galaxia. Pero acá ni Ridley ni John Boyega, ni Oscar Isaac ni la tanda de gerontes históricos de la saga, ni el revivido Billy Dee Williams, ni los cameos ni los nuevos personajes… ni la mar en coche pueden redimir a este Frankenstein cinematográfico, un producto lleno de parches, saltos de lógica y continuidad y conejos salidos de la galera que sólo ocurren porque a los popes de Lucasfilms y Disney no les gustó Los Ultimos Jedi y decidieron deshacer todo lo que había hecho Rian Johnson – que entre lo bueno y lo malo, al menos quiso hacer algo distinto -. ¿Si emociona Episodio IX?. Sip, hay algunos momentos muy buenos. ¿Si es satisfactoria?. No, en absoluto. Está ok pero dudo que alguien hable de ella dentro de 5 o 10 años, al contrario de lo que ocurrió con El Regreso del Jedi que, comparado con esto (y eso que era una película mediocre en su momento), parece Shakespeare.
Disney no entiende Star Wars. Claro, cuando compraron Marvel se quedaron con todo el staff, gente que entendía el producto y los personajes desde hacía décadas pero, cuando se quedó con Lucasfilms, lo primero que hicieron fue echar al único tipo que entendía la saga. Ok, George Lucas venía metiendo la pata hace rato, pero lo que precisaba Star Wars es poner a Lucas a hacer lineamientos generales y que otros directores / guionistas escribieran cosas potables en vez de los engendros que redactaba Jorgito. Se mandaron con otra trilogía para descontar los 4 billones que le pagaron al barba con el drama de que no pusieron a nadie como centro creativo de la nueva franquicia, un tipo que trazara un plano mínimo de lo que debía pasar argumentalmente en las costosas tres películas que iban a rodar en los siguientes 5 años. Así que lo que siguieron fueron tres películas completamente independientes en cuanto a filosofía, unidas argumentalmente por un lazo muy débil. Y claro, llega el momento de pagar las cuentas y cerrar el boliche, y ahí es cuando todos se ponen en apuros porque tienen que remixar el reciclado salvaje de J.J. Abrams de El Despertar de la Fuerza con la visión iconoclasta de Rian Johnson en Los Ultimos Jedi para darle un cierre, con la contra de que se quedaron sin villano principal ya que a Snoke lo cortaron en fetas. El Ascenso de Skywalker tiene muchísimo menos reciclado que El Despertar de la Fuerza – algunas escenas perdidas y el duelo final que parece la batalla en el trono de Palpatine en El Regreso del Jedi -, pero es mas por el emparche forzado no sólo para corregir los sacrilegios que Johnson hizo en Los Ultimos Jedi sino también para lidiar con la inesperada muerte de la que iba a ser la principal protagonista – Carrie Fisher -, con lo cual tuvieron que aplicar cirugía de emergencia.
La cantidad de elucubraciones con las cuales se despacha el libreto es demasiada y agota. Balizas creadas hace 30 años para ubicar un templo secreto que no estaba en el pensamiento de nadie – ni siquiera de Palpatine – (además, ¿para qué inventar brújulas para ir a un lugar secreto si todos los que querían ir ya están allá?; y, por otro lado, es un reciclado del McGuffin del secreto mapa perdido para ubicar a Luke en El Despertar de la Fuerza); el regreso del WhatsApp espacial que ahora te permite hacer transferencia de objetos (!); Palpatine, salido totalmente de la nada, sin la mas mínima pista sobre su existencia dada en los dos filmes anteriores y un alevoso emparche de la historia (por mas que Abrams cacaree que siempre planeó revivir al emperador); Lando, estancado en un planeta durante décadas en busca de algo que estos tipos vienen y lo encuentran en dos segundos; dagas con inscripciones secretas que un robot multilingüe no puede leer, ni siquiera pisando su programación o haciendo caso a su dueño; pases libres para entrar en cruceros imperiales (!!); altos funcionarios imperiales devenidos espías (!!!); una revelación de parentesco tan absurda que uno debería estar revolcándose en el piso de la risa; golpes de efecto a rolete (como la visión de Rey versión Sith); cruceros imperiales materializados de la nada… ¿y operados con qué gente?; y el nuevo don de curar y dar vida que tienen los Jedi, que solo lo tomo por válido porque se lo vi a Baby Yoda en The Mandalorian. Pero no, El Ascenso de Skywalker es una máquina de despachar fruta y, si no cae en la hoguera, es porque hay buenas escenas de acción, muchos chistes, un par de escenas formidables (como los nuevos poderes de Rey), la actitud de Daisy Ridley, y C3PO convertido en un constante ladrón de escenas.
Debo admitir que, aún con todas su incongruencias, el duelo final es impresionante – el planeta donde mora Palpatine, una especie de clon moribundo del emperador atachado a una máquina de vida a lo Braniac, es la versión perfecta del Infierno en el espacio – y que el filme tiene su cuota de momentos emocionantes (y creo que Richard E. Grant debería haber entrado mucho antes a la franquicia en vez de Domhnall Gleeson); pero creo que es mas por la calidad de los actores que por el libreto que va a los ponchazos todo el tiempo.
Es posible que Lucasfilms empiece a encontrarle la vuelta al universo Star Wars “marvelizando” la franquicia – como pasa con The Mandalorian, trayendo a veteranos como Dave Filoni y a artesanos Marvel como Taika Waititi, Jon Favreau, e incluso la participación directa de Bob Iger, CEO de Disney, en los papeles ya que lo de Kathleen Kennedy bordea el desastre a esta altura – y que los productos que vengan de ahora en mas sean mejores (cosa curiosa, a Disney le pasa con Lucasfilms lo mismo que a la Warner con DC, en donde terminaron volando toda la plana gerencial y poniendo a gente del palo, creativos y no burócratas en los puestos decisorios). Lo que precisa Disney / Lucasfilms es abandonar por completo a la familia Skywalker y sus aliados, y utilizar el universo Star Wars para contar historias de todo tipo, en cualquier planeta y con otros personajes. Lo hizo Rogue One – lo mejor que ha dado la franquicia en este milenio – y lo hace The Mandalorian, aunque ahí van a los tropezones y no se animan a despegarse por completo de la nostalgia y el fan service. Quizás cuando entiendan esto, podrá ser que puedan crear algo único, original y excitante en el universo Star Wars. Porque se trata de todo un universo, ¿no?, así que es imposible que vengan con la excusa de que no existen otras historias que no tengan que ver con los Skywalker y su prole.