Enfrentar los miedos
“Star Wars: El ascenso de Skywalker” (Star Wars: Rise of Skywalker, 2019) es una película de ciencia ficción espacial dirigida, co-escrita y producida por J. J. Abrams. Basada en los personajes creados por George Lucas, la cinta funciona como conclusión de la trilogía que comenzó en el 2015 con “Star Wars: El despertar de la Fuerza” (Star Wars: The Force Awakens) y siguió en el 2017 con “Star Wars: Los últimos Jedi” (Star Wars: The Last Jedi). En el reparto vuelven a estar presentes Daisy Ridley, Adam Driver, Carrie Fisher, Oscar Isaac, John Boyega, Domhnall Gleeson, Joonas Suotamo, Mark Hamill, Kelly Marie Tran, entre otros.
Un año después de los eventos ocurridos en “Los últimos Jedi”, la galaxia vuelve a correr peligro debido al regreso del más oscuro de los villanos, el cual se creía extinto. Con el beneficio de contar con un espía dentro de la Primera Orden, la Resistencia liderada por la princesa Leia Organa (Carrie Fisher) tendrá que ponerse en marcha rápidamente para hallar el orientador de los Sith, instrumento que contiene las coordenadas de Exegol, planeta donde se encuentra el enemigo. Durante esta travesía, las amenazas serán diversas para todo el grupo pero en especial para la chatarrera Rey (Daisy Ridley), joven que debió interrumpir sus lecciones de Jedi y a la que Kylo Ren (Adam Driver) le está pisando los talones.
Luego de una trilogía iniciada en 1977 donde conocimos a personajes que se volvieron íconos de la cultura popular, y después de las dudosas tres películas dirigidas por George Lucas que funcionaron como precuelas, llega el final de otra camada de filmes dentro de este vasto universo intergaláctico. Como podrán recordar, “El despertar de la Fuerza” fue bien recibida tanto por la crítica como por el público gracias a que, a pesar de no contar con originalidad, supo mantener el espíritu de la franquicia. No sucedió lo mismo con “Los últimos Jedi”, producción dirigida por Rian Johnson que dividió las aguas entre los fanáticos. Con el regreso de J. J. Abrams, si hay algo que está asegurado es que “Star Wars: El ascenso de Skywalker” va a dar que hablar.
Empecemos por lo negativo: desde el guión la película presenta situaciones muy beneficiosas para sí misma, en donde justo cuando se está en un momento que ya no tiene vuelta atrás aparece un personaje de la nada para salvar el día. Si esto sucediera una sola vez no habría problema, sin embargo cuando son tres o más escenas en las que pasa lo mismo, el efecto sorpresa ya no se consigue. Por otro lado, el guión también falla a la hora de darnos explicaciones sobre los sucesos. Al ser apresurados, Chris Terrio y J. J. Abrams nos dan poca información que debe ser aceptada de inmediato ya que la aventura no se detiene por nada ni por nadie. Además, algunos chistes se sienten sumamente desencajados y no consiguen causar ni siquiera una sonrisa (por suerte el humor no predomina en el filme).
Dicho esto, los aspectos positivos son muchos más y, a mi parecer, consiguen opacar a los errores. Con un nivel técnico que supera a sus antecesoras gracias al buen uso de la iluminación, escenarios deslumbrantes y una paleta de colores bellísima donde se destacan los colores celeste, blanco y negro, la cinta mantiene una épica digna de un episodio final. Las coreografías de las batallas hacen que sea imposible apartar los ojos de la pantalla, el ritmo no decae en ningún momento y la potencia que tiene la voz del villano principal impone respeto de inmediato.
Pero, por sobre todo, la película se destaca por su protagonista y todo el mensaje que gira a su alrededor. Daisy Ridley en las entregas anteriores había demostrado que el personaje de Rey le calzaba a la perfección, sin embargo aquí es donde verdaderamente podremos conocer su interior, el cual está cargado de miedos que tienen que ver con su destino. Rey no necesita de muchas palabras para que entendamos lo que le pasa: sus gestos hablan por sí solos (Ridley tiene una expresividad increíble). Lo que ella atraviesa es un claro referente para cualquier persona que se siente marcada por su pasado, dando la pauta de que los lazos de sangre no tienen por qué definirte como ser humano y que la solución no está en recluirse del mundo, sino que hay que salir y enfrentar los temores por más difícil que sea. El coraje de la joven carroñera, que está en una encrucijada súper complicada, resulta admirable y es por ello que el plano final del filme emociona, ya que está cargado de fuerza y significado.
Con cameos de personajes entrañables, un C-3PO que sigue dándonos comentarios graciosos, un Adam Driver que le otorga a su Kylo Ren la mayor dualidad y una heroína tan vulnerable como poderosa, “Star Wars: El ascenso de Skywalker” logra que sus 141 minutos de duración se pasen volando. Entretenida de principio a fin, la película es una cita obligada al cine para cualquier persona que disfrute de la ciencia ficción.