Luego de 42 años de historia llega a su fin la saga de ciencia ficción más icónica de la historia del cine. «Star Wars» es un fenómeno de culto que traspasó cualquier tipo de barrera, trascendiendo más allá de su medio para ofrecer todo tipo de contenidos y mundos expandidos derivados de aquella obra pergeñada por George Lucas a finales de los ’70. Decimos que la saga llega a su fin, ya que la línea principal (compuesta por tres trilogías) que desarrollaba la historia de los Skywalker alcanza su culminación con “Star Wars: The Rise of Skywalker”, dejando una página pseudo en blanco donde Disney “promete” no volver a meter mano en este grupo de personajes, para dedicarse a otros contenidos que involucren nuevas historias con nuevos protagonistas, y algunos relatos con héroes del universo de «Star Wars» pero que no pertenezcan al clan antes mencionado. Es por ello, que se anunciaron dos series a estrenarse en los años venideros en la plataforma Disney+, que son la del famoso Obi Wan Kenobi (pedida infinidad de veces por el público) y la de Cassian Andor (personaje de “Rogue One: A Star Wars Story”).
El camino que viene atravesando la compañía del ratón es bastante sinuoso y está marcado por diferencias creativas con algunos realizadores (que desembocó en el despido de los mismos) y ciertas críticas que provienen del núcleo más duro del fandom el cual acusa a la famosa compañía de “arruinar” la saga. En especial el descontento comenzó con la segunda parte de esta nueva trilogía dirigida por Rian Johnson (“Knives Out”, “Looper”), titulada “Star Wars: The Last Jedi”, la cual fue vapuleada por los espectadores y aclamada por la crítica. Un film de los más interesantes que se pudo ver en esta última etapa pero con el cual los fans no pudieron conectar debido a los cambios que fueron realizándose como consecuencia del pasaje de posta de los personajes viejos a los nuevos. Esta decepción generalizada hizo que la audiencia no acompañe a “Solo: A Star Wars Story” (uno de los spinoffs que realizó el estudio) sumado a que en la mitad del rodaje, Disney decidió reemplazar a la dupla directora de Phil Lord y Chris Miller para optar por una dirección más conservadora y clásica representada en la figura de Ron Howard.
Esta tercera película también vio la salida de su director (aunque en etapas tempranas de la preproducción), Colin Trevorrow y se decidió volver a contratar a J.J. Abrams («Star Trek», «Super 8»), quien había dirigido la primera entrega de esta nueva saga (“Star Wars: The Force Awakens”) con una repercusión bastante importante tanto en taquilla como en recepción del público. Su tarea era tan dificultosa como ciclópea ya que debía concluir una saga de más de 40 años de historia, moldear un nuevo capítulo en la era moderna de la franquicia, volver a contentar a los fans, ofrecer un relato coherente que en mayor o menor medida acepte las correcciones que hizo su colega Johnson en la segunda entrega y volver a encauzar sus planes dispuestos en su primer capítulo.
Como era de esperar, no logra acertar en todos aspectos pero digamos que le da un cierre bastante correcto a estos personajes entrañables que tanto tiempo vienen acompañándonos. Para ser breves y no entrar en spoilers, el largometraje retoma donde dejó el film anterior con una rebelión bastante vapuleada por la Primera Orden. Los rebeldes se organizan y planean una contraofensiva cuando se enteran por medio de un infiltrado en el bando enemigo, que el temible y presumido muerto, Emperador Palpatine (Ian McDiarmid), planea un formidable ataque con una infinidad de naves en su poder. Así es como Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega), BB-8, C3PO (Anthony Daniels), Chewie, Leia (Carrie Fisher) y compañía desarrollan un apresurado plan para descubrir el paradero del viejo y poderoso Lord Sith. Al mismo tiempo, Kylo Ren (Adam Driver) y los Knights of Ren intentarán frustrar los planes de nuestros héroes y volver a erigir el aterrador imperio galáctico.
Como mencionamos anteriormente, Rian Johnson buscó revolucionar un poco la dinámica de la saga por medio de la sorpresa y la búsqueda de nuevos horizontes que desafíen el paradigma establecido. Si bien lo logró, el descontento de la mayor parte de la audiencia hizo que J.J. Abrams y Chris Terrio (la dupla encargada del guion) se vean obligados a volver a los orígenes en esta épica conclusión. La tarea de desenmarañar esta red de apremios desembocó en una obra de 155 minutos que atraviesa por varios infortunios (al igual que los personajes) en un trepidante e intenso viaje. Se nota que J.J. Abrams quiso corregir algunas cuestiones presentadas en «The Last Jedi» para contentar a sus fans, al igual que retomar otros planteamientos que sugirió en «The Force Awakens» pero que descartó su sucesor. Inevitablemente esto produjo que la cinta se encuentre sobrecargada de cosas e intente darle un cierre a una saga de nueve películas cuando la intención no era la misma en el principio.
El principal problema se encuentra en el primer acto del relato cuando se introduce nuevamente al personaje del Emperador Palpatine (Darth Sidious), intentando dar las justificaciones necesarias de su ausencia en los dos capítulos previos. Al mismo tiempo, se incorporan nuevos personajes, algo que realmente no era necesario considerando la gran cantidad que ya tenía la saga, como por ejemplo los personajes de Dominic Monoghan («Lost», «Lord of the Rings») y Keri Russell («The Americans»), quien interpreta a Zorii Bliss, cuyo objetivo principalmente es el de la sobreexposición de información vital para el desarrollo de la trama. Algo en lo que también incurren personajes relegados como Rose Tico (Kelly Marie Gran) y Maz Kanata (Lupita Nyong’o). No obstante, en la segunda mitad, el relato comienza a cobrar vuelo propio y pese a algún que otro Deux Ex Machina, las secuencias de acción, las logradas coreografías de las peleas de sables, al igual que un tremendo diseño de producción de Rick Carter (habitual colaborador de Steven Spielberg y un destacado trabajo de fotografía de Dan Mindel («Star Trek», «Savages») hacen que se nos olviden momentáneamente los problemas narrativos, sumergiéndonos de lleno en el disfrute.
Otro punto alto que explota el relato luego de su tambaleante comienzo, radica en la relación entre Rey y Kylo Ren, una de las más trabajadas de esta trilogía que no solo ofrecen un maravilloso duelo interpretativo sino grandes momentos en lo que concierne a la historia. Principalmente tenemos que mencionar el soberbio trabajo de Adam Driver que demuestra ser uno de los grandes exponentes de su época, al igual que uno de los personajes más desarrollados e interesantes de esta trilogía. Daisy Ridley comprende la heroína irrefutable de esta nueva generación que culmina su «camino del héroe» volviendo a la dictómica relación entre luz/oscuridad en lugar de esa zona más gris y no tan totalizadora sugerida por Rian Johnson.
Si la cinta hubiera enfocado sus esfuerzos en contar una historia en lugar de complacer a los fans, seguramente estaríamos ante la mejor secuela de la saga. Al no ser ese el caso, probablemente no llegue ni a los fans más fervientes, ni al núcleo más duro de la crítica.
«Star Wars: El Ascenso de Skywalker» representa una épica conclusión a una saga de más de 40 años, con todo lo que eso conlleva. Algunos aciertos, algunas inconsistencias narrativas pero mucha tripa y corazón. Un emocionante y nostálgico viaje plagado de fan service y algunos momentos que están al filo del absurdo pero que son dignos de sorpresa. La película más esperada por los fans que provocará tanto amor como odio pero que en definitiva comprende un entretenimiento digno, con varios momentos emotivos y un cierre más que decente.