"Star Wars" y el servicio al fan, a la orden del día
Llega el final de una etapa, la tercera trilogía de Star Wars. La que comenzó con la era de internet y redes sociales haciendo fuerza para que crezca la expectativa mucho más allá de lo imaginado y que creó una nueva legión de fans en todo el mundo. También es especial porque esta fue la primera trilogía de la saga realizada por Disney, luego de que George Lucas, creador y director de este universo, diera un paso al costado con varios billetes en el bolsillo al vender Lucas Films al ratoncito más popular.
Kylo Ren sigue peleando con su dicotomía entre el bien y el mal.
Cuando se estrenó Episodio VII: El despertar de la fuerza en 2015, todo era pura emoción, ya que los rituales, la música y la mística de la franquicia volvía a la pantalla grande tras una década de silencio provocado por el aburrimiento que provocó la trilogía del nuevo milenio, los episodios I, II y III. Luego de La venganza de los Sith, querer hacer algo con SW era agarrar una papa caliente, y nadie quería quemarse. Tras el largo hiato, la nueva entrega fue un renacer para algunos, una copia para otros (la trama era un reciclaje de la versión original), pero el alivio de tener algo nuevo de Star Wars era muy poderoso. Sin embargo, la sobreexposición que vivió la saga en los últimos cuatro años, con spinoffs como la excelente Rogue one y la olvidable Solo, la nueva serie de Disney+, The mandalorian, y todo lo adyacente a La Guerra de las Galaxias, desde merchandising, fan art, hasta memes, lograron que el filme final, El ascenso de Skywalker sea el más esperado pero también les jugó en contra. Ahora, hay gente más preocupada porque haya una referencia entendible para ellos mismos, o algo relacionado a la nueva serie, que al puro disfrute del desenlace.
Odisea final
La historia comienza un año después de los acontecimientos vistos en Los últimos Jedi (2017) y volveremos a ver a los héroes de la Resistencia, Finn (John Boyega) Poe (Oscar Isaac) y Chewbacca (Joonas Suotamo) en esta ocasión buscando información sobre los próximos pasos de la Primera Orden, mientras Rey (Daisy Ridley) entrena para algo más importante que presiente muy cerca: su pelea final con Kylo Ren (Adam Driver). Cuando la generala Leia (Carrie Fisher) se entere de que el plan del villano es unirse a los Sith que tienen un nuevo ejército dispuesto a destruir miles de planetas, decidirá junto a su equipo adelantarse en la ofensiva para evitar que la Primera Orden tome el control de todo. Por ello Rey, Finn, Poe, Chewbacca junto a los droides C3PO,BB-8 y R2-D2 irán en búsqueda de un localizador para hallar el escondite de los Sith. La batalla será de la Primera Orden versus la Resistencia, pero, como siempre, la lucha será entre el bien y el mal, representados por los Jedi y los Sith. Con algunas cuestiones existenciales, como la búsqueda de identidad de Rey, que entenderá que hay cosas más poderosas que la sangre, y la pelea interna que Kylo Ren tiene en su árbol geneálogico,sobre si seguir sus pasos de su abuelo o no, el filme transita algunos pasajes interesantes, pero que nunca llegan a trascender. J.J Abrams, a pesar de tener en sus manos un largometraje bastante simple, logra entretener y su duración (apenas sobrepasa los 120 minutos) ayuda a que todo concluya de manera eficaz, pero por desgracia sin la épica que se esperaría para esta ópera espacial.