Gran secuela y homenaje
La nueva "Star Wars" se las arregla para ser tanto una continuación como un homenaje. Y en ambos aspectos consigue logros notables.
La película transcurre tiempo después de "El retorno del Jedi" la ultima entrega de la trilogía original. Las fuerzas del Lado Oscuro amenazan tanto a la Republica como a la Resistencia, desprovistas del poder de la Fuerza, considerada una leyenda igual que los Jedis, dado que el último de estos caballeros, Luke Skywalker, decidió autoexiliarse tiempo atrás luego de sufrir una experiencia perturbadora.
Como el último Jedi podría ser el único obstáculo para que la maligna Nueva Orden domine el universo, el robot que guarda el mapa de su escondite es el trofeo por el que pelean héroes y villanos. Que, por supuesto, en algunos casos estan conectados por tortuosos lazos sanguíneos.
Con el aporte de Lawrence Kasdan en el guion, el director J.J. Abrams logra revivir la mitología de la saga original sin dejar de introducir innovaciones formidables, empezando por el detalle de un héroe que no es otra cosa que un "Stormtrooper" (es decir, uno de tantos anónimos soldados con armadura blanca) que se rebela contra sus superiores. La escena en cuestión abre el film a sangre y fuego, dándole una intensidad y crudeza pocas veces vistas en cualquiera de las seis películas anteriores de la saga.
El stormtrooper redimido, encarnado por el afro-británico John Boyega, funciona como excelente nexo entre todos los otros personajes surgidos más o menos directamente de las películas anteriores.
Hay una chica con potencial de Jedi, interpretada por Daisy Ridley, que sostiene bastante bien el personaje que da su titulo al film. Y también está Han Solo, revivido gloriosamente por Harrison Ford, acompañado por el peludo Chewbakka, además de una Carrie Fisher no tan acompañada por la Fuerza, los inseparables C3PO y R2D2 (Arturito), e inclusive un auténtico resucitado, el mismísimo Mark Hamill, más conocido como Luke Skywalker, que luego de tanto tiempo se parece sorprendentemente a Herbert Lom (lo que es toda una buena noticia).
Tambien hay un Max Von Sydow extraordinario, pero que aparece poco, y obviamente mucho talento humano combinado con efectos digitales, empezando por el maestro del rubro, Andy Serkis como el genio del mal detrás del discípulo de Darth Vader, el malísimo enmascarado Adam Driver cuyo mayor temor es abandonar el Lado Oscuro debido a la buena influencia de la Fuerza que corre en sus venas.
Si bien tienen sus momentos, todo lo relativo a los villanos es lo menos equilibrado: cuando se los muestra a escala épica, parecen salidos de "The Wall" de Pink Floyd, y en situaciones mas intimistas tienen cierta tendencia al melodrama.
Igual, ni el folletín ni el humor bobo casi nunca interrumpen del todo la superacción, que incluye imágenes increibles, muchas veces elaboradas a partir de escenas de la trilogía original, pero que en sus mejores momentos cobran vuelo propio. Por ejemplo, cuando usa todos los paisajes de la trilogía original: desierto, montañas nevadas o un bosque magnifico para un duelo samurai.