“Abrams y su equipo tomaron una franquicia desgastada y recuperaron su sentido de magia y de mito”, publicó Daily Telegraph sobre la nueva entrega de Star Wars. ”Un verdadero triunfo” y “un auténtico clásico” fueron otros de los elogios que recibió el séptimo episodio de la historia creada por George Lucas. Está claro que la primera trilogía es, fue y será una revolución en el modo de ver, sentir y hacer cine. Además fue pionera en como extender las sensaciones, el cariño que uno puede ir generando hacia una obra de arte e instalar esa pasión en la vida de cada uno al adquirir cuanto producto se le cruce por los ojos y hacer perdurar ese cariño muchos años después del estreno. Todo ese amor fue pasando de generación en generación y su actual director, J.J. Abrams lo supo plasmar en Star Wars: El Despertar de la Fuerza.
Esta nueva entrega tiene todo lo que tiene que tener una historia que involucre a la República, los Rebeldes, el lado oscuro y esta nueva versión del imperio llamada La Primera Orden. Es para el fan, es para el nuevo espectador: ese joven con ganas de hacer volar su imaginación. Es una remake y una secuela. ¿Cómo es esto? La película le da continuidad a la historia que inicio allá por 1977, pero a su vez, construye el nuevo film de una manera similar al Episodio IV. Hasta acá voy a contar sobre este aspecto porque sería relatar demasiado de lo que se debe disfrutar en pantalla. En los tiempos de mucha remake, spin-off, secuela y reboot, Star War es todo eso pero pensando en el espectador y en los números por lo cual se rige el negocio del cine.
Todo comienza en Jakku, cuando Poe Dameron, en una misión de suma importancia, debe ir en busca del mapa que indica donde se encuentra el último Jedi, Luke Skywalker –repite el MacGuffin de Una Nueva Esperanza-. Descubierto por La Primera Orden, el mejor piloto de la Resistencia, Dameron, debe entregar esa información a BB-8, el nuevo androide que llegó para conquistar a grandes y chicos. Este Astromech que queda varado, debe encontrar ayuda y allí es donde se cruza con Rey, una chatarrera que fue abandonada en ese planeta cuando era pequeña. Ambos, con la ayuda de un Stormtrooper que decide buscar un nuevo camino alejado de planes de La Primera Orden, se embarcan en una aventura que posee de todo: comedia, drama familiar, el camino del héroe, y lo más esperado, se toparan con los secretos de La Fuerza y el malvado y enfurecido Kylo Ren.
El drama familiar es la verdadera historia de Star Wars. Olviden la Fuerza, las referencias religiosas, incluso cualquier profundidad filosófica. Hasta de la lucha por el poder. Star wars es una telenovela traducida a épica galáctica que se extiende por tres generaciones de familias enfrentándose y reconciliándose. Y esta idea es fundamental para entender El Despertar De la Fuerza.
También vuelve las batallas. Hay que atacar, contraatacar y evadir persecuciones. También hay duelos de espadas laser, los mejores de las siete películas. Sin tanta acrobacia como en el episodio I, II y III, pero con más dinamismo y coordinación que en la trilogía original. Y hay humor, más de lo esperado y encima funciona de forma impecable.
Los personajes, los nuevos y los viejos, son tratados con amor, afecto y respeto a la historia, a su carácter y a su historia. Pero se destacan tres: BB-8, Kylo Ren y Rey. El pequeño astromech, que ya tiene una replica en el mercado capaz de manejar desde el celular, es parecido a una pelota de fútbol, de lo más divertido de la película y el personaje más expresivo. Bill Hader y Ben Schwartz aportan su voz para contruir las expresiones de este adorable personaje. El villano de turno es Kylo Ren. Desde la apariencia, ya es aterrador. Todo un conflicto interno lo conduce al lado oscuro. Enojado con su destino, obsesionado con el poder y entregado a la voluntad de Snoke, Kylo Ren, interpretado por Adam Driver, es un villano a la altura de las circunstancias. Por último se destaca Rey, la gran protagonista de esta historia. Eso se supo desde que se publicó el póster de El Despertar de la Fuerza para IMAX. La joven actriz, Daisy Ridley, posee un carisma sin igual. Su sonrisa, su mirada, todo se vuelve un imán de sensaciones. Aprobó con crecer en un primer gran papel en pantalla.
Pasó mucho en el medio en estos treinta años de historia en aquella Galaxia muy, muy lejana. Pero de la mano de Lawrence Kasdan, el guionista, y J. J. Abrams, el director, han desarrollado una historia muy similar al esquema de Star Wars: Una Nueva Esperanza, empezando por un planeta desértico, alguien que pasa una información en un pequeño robot hasta… El concepto en el que sostuvo la trilogía inicial: la esperanza.
Aquí me voy a permitir unas líneas: la parte más ingrata de esta actividad de analizar las películas es que cuando ves algo que verdaderamente te gustó y te llena de felicidad, hay que reconocer que no todo es color de rosa y que el film tiene algunas fallas. Primero que para explicar algunos puntos argumentales esenciales habrá que esperar al Episodio VIII y que aclare muchas cuestiones que quedaron en el aire. No debe ser algo que se les haya pasado por alto, solo un gancho para mantener atrapado al espectador, pero en Star Wars eso no es necesario. Por otro lado la relación entre los nuevos personajes está bastante forzada. Sobre todo la de dos de ellos que prefiero no ser tan específico y dejar que el espectador saque sus propias conclusiones.
J.J. Abrams, el director más querido por los fans de Star Wars hoy. Eso si ya viste El Despertar De La Fuerza. El director de Misión Imposible 3, creador de una serie que forma parte de la revolución de las series; Lost y quién dirigió dos películas de Star Trek, prometió hace más de un año y medio que iba a hacer una película que recupere el espíritu original de esta historia. Y no mintió. Corrigió defectos pasados e introdujo nuevos personajes sobre los que puedan descansar futuras entregas. El significado o el impacto cultural de lo que armó JJ en el episodio 7 es inconmensurable. Como ya demostró en Star Trek y aquí confirma que sabe complacer a la industria y el público por igual, pero no del todo que sea capaz de contar cosas o generar emociones propias. Pero ya que vamos a seguir soñando sobre las cruces de la Fuerza y la familia Skywalker, quizás, en el futuro, debería explorar nuevos rincones de esa Galaxia muy muy lejana y salirse, solo un poquito, del esquema y la fórmula del éxito.
Atrás quedan las precuelas, sus debates cuestionando cruelmente los efectos, la dirección de actores y Jar-Jar Binks. De nuevo está Han Solo al mando del Halcón Milenario, su coequiper Chewbacca, la General Leia Organa y… de fondo, esa melodía de John Williams que se niega a envejecer. Todo está armado para que usted, fan desde que tiene uso de razón, se emocione y la vea más de una vez en el cine. Pero también es para su hijo, su hermano o sobrinos que se van a enamorar de la historia de Rey, Finn, Poe Dameron y BB-8.