La fuerza más viva que nunca
Habiendo pasado horas después de haber visto Star Wars: El despertar de la fuerza (Star Wars: The Force Awakens, 2015) sigo preguntándome cada vez con más frialdad qué escribir acerca de ella. ¿Qué esperan los fanáticos? ¿Qué esperan los lectores? ¿Qué esperan de mí, que esperan de ella? De mí no sé, pero de la película seguro que algo fantástico. Y tal vez esa es la clave para comenzar a hablar sobre la película. De más esta decir, que el entusiasmo que ha despertado esta nueva entrega de la saga más famosa del cine de ciencia ficción es tan grande y apabullante que termina contagiando con todo su fervor hasta al más desinteresado. También es verdad que ha generado algunas controversias con un sector al cual se le puede atribuir un hartazgo por la locura que se ha desatado en los últimos días. Lo más claro es que Star Wars no es solo una saga de films de ciencia ficción, sino también una pasión, una que no duerme y que hoy en día está más viva que nunca.
Algunos se preguntaran si El despertar de la fuerza le hace honor al resto de las películas, y más que nada a la primera trilogía. Sin dar más vueltas y trayendo alivio a los lectores, puedo asegurarles que la respuesta es sí, le hace honor a la primer trilogía, y usando esto como catapulta comienzo a darles mis parecer.
Siendo esta la 6ta película como director de J.J. Abrams (incluyendo una para TV) sigue sorprendiendo su desempeño por la docilidad y templanza al momento de enfrentarse ante producciones tan grandes y estresantes como esta. Y lo más llamativo en esta producción es que aun así su visión parece haber sido contenida, casi como reprimida hasta cierto punto, y todo para no alejarse tanto de la narrativa tan común dentro de la saga, que se diferencia de su manejo tan ¨moderno¨ y distintivo al momento de dirigir.
El guion es sólido y entretenido, de eso no cabe ninguna duda, inclusive se puede decir con plena seguridad que cumple con lo prometido, e inclusive sorprende con su factor altamente cómico, sobre todo en la primera mitad del film antes de que se desemboque la verdadera acción. Francamente mientras pasaban los primeros minutos mi interés en la balacera de chistes y situaciones cómicas descendía cada vez más, ya que llega un momento en que ya parecen demasiados e innecesarios, algo que comienza a restarle fuerza a la trama, aunque rápidamente esto es compensado con cada nuevo paso que dan los personajes en su aventura y así como la historia parece pecar de liviana y con poca acción, comienza de a poco a delimitar el comienzo de una gran batalla con una trama mucho más seria y oscura que el resto del film.
En la historia no faltan los guiños y las referencias más que evidentes, y algunas no tanto, pero lo que más sorprende es la solvencia de estos vínculos referenciales que terminan siendo tan necesarios para la historia, aun cuando parecen totalmente forzados y estar en el límite de perjudicar todo, logrando así ser tan bien justificados que resultan toda una delicadeza.
Ya desde declaraciones al comienzo de la producción del film se hablaba de la impronta que tendrían las figuras femeninas en la nueva saga y esto queda totalmente confirmado con los personajes a cargo de las bellas Daisy Ridley (Scrawl), Gwendoline Christie (Game of Thrones) y Lupita Nyong'o (12 Years a Slave), aunque en los dos últimos casos sus rostros no se vean la impronta de sus personajes es evidente, aun en el caso de Lupita con su personaje totalmente virtual. Pero claro está que quien más resalta por su papel principal es la joven Daisy Ridley interpretando a la chatarrera del planeta Jakku que verá cambiar su vida con la llegada de BB8, el nuevo y querido droid de la saga. Su interpretación es más que adecuada y hace recordar a la Furiosa de Charlize Theron (el gran personaje femenino del año), aunque en comparación quede opacada por esta última.
Los personajes míticos y que regresan al ruedo no solo forman parte del lado emotivo de la película, sino que son un eje central de ella siendo claros motores de la trama en el caso de los personajes de Han Solo y Leia, junto a los inseparables Chewbacca, C-3PO y RD2D.
Sin ir más lejos en donde la mayoría de los personajes masculinos se desempeñan de manera ejemplar es donde se encuentra lo que parece ser uno de los grandes errores de la película de la mano de un Kylo Ren interpretado por un Adam Driver (Frances Ha, Tracks) que muestra tanta tibieza como falta de tacto y el cual se ve incrementado hacía el final de la película. Uno podría justificar esto con la naturaleza del personaje, pero es evidente que hay un problema en la interpretación del mismo.
Otro de los grandes inconvenientes de la cinta es el abuso de CGI con algunos personajes que están tan alejados de una visión realista que logran decepcionar bastante, sobre todo porque no se entiende la decisión tomada. Claro ejemplo es el del personaje de Maz Kanata, virtualmente a cargo de Lupita Nyong'o.
El proceso 3D en la proyección es destacable, pero no indispensable, ya que su utilidad narrativa va disminuyendo con el pasar de los minutos hasta quedar totalmente relegado.
Star Wars: El despertar de la fuerza podría haber sido mejor, pero no parece que esto sea necesario ya que cumple de tal manera que dejara a todos contentos, desde el más fanático hasta al más nuevo y joven amante de su universo, y lo más importante es que deja rienda suelta para una aventura totalmente épica en sus próximas entregas.