Star Wars: Los últimos Jedi

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Con El Despertar de la Fuerza, J.J. Abrams le devolvió la diversión y el sentido de la aventura a una franquicia que parecía haberla perdido. Ahora, Rian Johnson toma la batuta de Abrams (hasta su regreso para la tercera parte) con Star Wars: Los Últimos Jedi, una instancia más oscura de esta nueva trilogía, que no pocos se animan a comparar con El Imperio Contraataca. ¿Será para tanto?

Fuerza, pero apenas sale:
La Primera Orden tiene en su poder un acorazado que le permite alcanzar a cualquier nave de la Resistencia que esté en hipervelocidad. Poe Dameron organiza una misión en busca de los recursos para destruirlo, encabezada por Finn, que recién despertó de su coma. Paralelamente, en una isla lejana, Rey tratará de persuadir a un reticente Luke Skywalker a que le enseñe el camino de la Fuerza.

Si bien tiene a su favor que los 150 minutos que dura no pesan y ciertas escenas de acción son moderadamente logradas, tiene en contra el hecho de que muchas de las situaciones se resuelven mediante casualidades, y estas terminan por atraer la atención hacia sendos agujeros narrativos que tiene el guión. Son precisamente estos los que le impiden al espectador conectar con algunos de los momentos emocionales de la película. También debe señalarse su uso de la comedia, que si bien en algunas instancias genera genuinas carcajadas, en otras se siente como un recurso forzado.

En materia técnica, la película tiene un logrado estilo visual, acentuado fuertemente por el color rojo en más de una escena, como lo vinieron prometiendo los trailers. Sin embargo, lo que debe destacarse de la puesta en escena son los sendos homenajes al cine clásico, que aquellos más versados en la historia del cine podrán notar enseguida. Por el costado musical, vuelve a decir presente la música de John Williams, haciendo equilibrio entre los temas conocidos desde siempre y los más exclusivos de esta nueva trilogía. Aunque no puedo dejar de señalar que es una labor no tan inmersiva, sino que se limita simplemente a subrayar momentos.

En materia actoral, el reparto, en su mayoría, se mantiene decente y sostiene lo logrado en la película anterior. Dicha decencia también aplica a los actores nuevos que se sumaron a esta secuela. En definitiva, no hay mucho para criticar o para elogiar.

No obstante, debo hacer una modesta mención al desempeño deMark Hamill. El actor trabajó con sutileza y naturalidad a este maestro ermitaño y desilusionado que es Luke Skywalker, en un contraste absoluto y nada forzado respecto al joven idealista de la trilogía original.

Conclusión:
Aunque sólida visualmente y decente en lo interpretativo, las resoluciones casuales de muchos puntos del guión es lo que reduce a Star Wars: Los Últimos Jedi a una propuesta entretenida y no mucho más. Si busca vertiginosidad y dinamismo en las escenas de acción, las encontrará sin duda, pero en cuanto a las conexiones emocionales, ya sea entre personajes o estos con el público, verá una intención pero no un desarrollo (y menos aún un resultado) satisfactorio.