Film inclasificable en las antípodas del mainstream
El cartel de calificación (prohibida para 18 años) que antecede a la proyección podría parecer excesivamente severo si uno sólo ve los primeros 45 minutos de “Starlet”. En efecto, el título alude a un inocente perro de raza chihuahua (hasta lleva el nombre artístico de Boonee) y lo único que merecía una calificación hasta allí era el consumo de drogas, algo que a esta altura se “castiga” con alguna prohibición para menores de 13 años y no más.
Son pocos los personajes alrededor del cual gira esta cuarta producción dirigida por Sean Baker (“Four Better Words“, Take Out”, “Prince of Broadway”), conocido sobre todo por quienes frecuentan el BAFICI pero sin ningún estreno local hasta el presente.
Jane es una joven de unos veinte años a quien da vida Dree Hemingway, un apellido inevitablemente significativo. Y no es para menos dado que su bisabuelo es el célebre autor de “El viejo y el mar”, Mariel Hemingway su madre y actriz de varias películas de Woody Allen y de “LIpstick”, donde debutara junto a Margaux, su trágicamente fallecida hermana.
La joven, quien convive con Melissa (Stella Maeve) y Mikey (James Ransone), un día decide modernizar su habitación. Va a una especie de feria de ventas de productos usados (Garage sales) que organiza Sadie, una mujer mayor y le compra un termo. Para su sorpresa encuentra en su interior diez mil dólares en fajos y su primera intención es devolverlos. Pero ante el rechazo de la anciana a recibirla, regresa y convencida por Melissa decide conservar el dinero.
Jane resulta ser una persona de buen corazón, logrando acercarse a Sadie quien se convence de que es “una buena samaritana”. Juntas hacen las compras, van a un bingo donde ella es la única joven y logran cultivar una relación sin conocer cada una mucho de la otra.
Y aquí empieza una segunda película que puede tomar por sorpresa a quien no se haya interiorizado más, de lo hasta aquí señalado, sobre el argumento. Por un lado se revelarán aspectos de la vida privada de Jane, pero usando una terminología habitual en cine, esta crítica no propone ofrecer “spoilers” (revelaciones).
Sólo señalemos que a modo de compensación económica, Jane decide invertir el dinero en la compra de dos pasajes en clase ejecutiva a Paris. Sadie le había mencionado la ciudad luz y en particular haber visto una película con Fred Astaire y Audrey Hepburn (se trata sin duda de “Funny Face”/”La cenicienta en Paris”). Un final algo abrupto pero revelador las tiene a ambas dirigiéndose al aeropuerto y parando un momento para que Jane deposite unas flores en la tumba del esposo de su ocasional compañera. Vale la pena agregar que Besedka Johnson, tal el nombre de quien personifica a Sadie, nunca había actuado hasta entonces. De profesión astróloga, su fallecimiento se produjo pocos meses después del estreno de “Starlet”, un film inclasificable aunque claramente independiente. Su presentación se produce en una semana con record de estrenos, de los cuales la mayoría de Argentina.